Un parásito intestinal podría ser la solución para conseguir una mejor cicatrización de las heridas
Investigadores de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey (EEUU) han descubierto que una proteína producida por gusanos parásitos del intestino es capaz de mejorar la cicatrización de heridas en ratones.
El estudio, publicado en la revista ‘Life Science Alliance’ (LSA), revela que la aplicación de la proteína a heridas cutáneas acelera su cierre, mejora la regeneración de la piel e inhibe la formación de tejido cicatricial. Ahora, queda por ver si la proteína puede aprovecharse para mejorar la cicatrización de heridas en pacientes humanos.
Según los especialistas, las heridas cutáneas deben cerrarse rápidamente para evitar infecciones, pero el cierre rápido de las heridas puede favorecer la aparición de tejido cicatricial en lugar de piel regenerada adecuadamente.
El equilibrio entre la formación de cicatrices y el éxito de la regeneración tisular está fuertemente influenciado por las células inmunitarias reclutadas en el lugar de la herida, y muchos investigadores están interesados en encontrar formas de potenciar la actividad de los tipos de células inmunitarias que favorecen la regeneración, inhibiendo al mismo tiempo la actividad de las células inmunitarias que favorecen la formación de cicatrices tisulares.
Estudios recientes han sugerido que las moléculas secretadas por los gusanos parásitos podrían modular el sistema inmunitario del huésped de forma que favorezca la regeneración tisular. En el nuevo estudio del LSA, un equipo dirigido por William C. Gause, director del Centro de Inmunidad e Inflamación de Rutgers, investigó una proteína llamada TGM que es producida por Heligmosomoides polygyrus, un ascáride parásito que vive en los intestinos de ratones y otros roedores.
Los ratones fueron capaces de formar nuevos folículos pilosos
Gause y sus colegas descubrieron que las aplicaciones tópicas diarias de TGM aceleraban el cierre de las heridas cutáneas en ratones. Además, el tratamiento con TGM reducía la formación de tejido cicatricial y potenciaba la regeneración cutánea. Por ejemplo, a diferencia de los animales no tratados, los ratones tratados con TGM fueron capaces de formar nuevos folículos pilosos dentro de la región de la piel herida.
Los investigadores determinaron que la TGM actúa uniéndose a una proteína de señalización, denominada receptor del TGF-b, que se encuentra en la superficie de muchos tipos de células en ratones y humanos, incluidas las células inmunitarias. El tratamiento con TGM parece estimular el reclutamiento de células inmunitarias conocidas como macrófagos en las heridas y las reprograma para promover la regeneración tisular.
“En este estudio hemos desarrollado una terapia novedosa para el tratamiento de las heridas cutáneas que favorece la cicatrización regenerativa de las heridas frente a la fibrosis tisular y la formación de cicatrices”, ha afirmado Gause.
“Proporciona un marco significativo para el uso potencial de una proteína parásita fácil de producir como terapia para promover la cicatrización de heridas cutáneas”, ha finalizado.
Fuente: infosalus.com