Una cápsula, una cuerda y una esponja son el futuro de la detección del cáncer de esófago

Un investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) ha desarrollado un examen simple y económico para detectar el cáncer de esófago, denominado ‘EsophaCap’, que utiliza biomarcadores genéticos específicos para detectar cambios peligrosos en las células que recubren el interior del esófago.

El cáncer de esófago se cobra más de 400.000 vidas en todo el mundo cada año. Sin un método eficaz y confiable de detección de la enfermedad, cuando los síntomas se hacen evidentes, a menudo es demasiado tarde para salvar al paciente. La tasa de supervivencia a cinco años para las personas con cáncer confinadas al esófago es del 43 por ciento. Cuando se propaga a los tejidos u órganos cercanos, esa tasa cae al 23 por ciento. Y el cáncer de esófago que se propaga por partes distintas del cuerpo ofrece una tasa de supervivencia de cinco años de solo el 5 por ciento.

Por eso, el investigador de este estudio, que se ha publicado en la revista ‘Clinical Cancer Research’, ha dedicado su carrera a la detección y prevención de este tumor. El gastroenterólogo Stephen Meltzer, profesor de Medicina y Oncología en la universidad estadounidense, junto con un equipo de investigadores, clínicos e ingenieros biomédicos, ha conseguido por fin desarrollar esta prueba.

Estudios anteriores han demostrado la capacidad de los biomarcadores de Meltzer para detectar una afección llamada esófago de Barrett, que hace que el cuerpo reemplace el tejido que recubre el órgano con células que pueden volverse cancerosas. Pero hasta ahora, los métodos a gran escala para implementar esos biomarcadores como una herramienta de detección han sido poco exitosos.

Cómo funciona

El principio detrás de ‘EsophaCap’ es simple. El paciente traga una cápsula pequeña que tiene una cuerda larga. Una vez que la cápsula se abre camino por el esófago hasta el estómago (en tan solo un minuto), el recubrimiento de gelatina de la cápsula comienza a disolverse. De esa cápsula emerge una esponja de poliuretano de 2 centímetros, todavía unida a la cuerda, gran parte de la cual todavía cuelga de la boca del paciente. El médico tira suavemente de la cuerda y la esponja comienza su viaje de regreso del estómago al esófago y, finalmente, de la boca del paciente.

A medida que avanza hacia arriba, la esponja entra en contacto con toda la longitud y la anchura del esófago, recolectando material genético. Después, cuando la esponja se acerca a la parte superior, el médico da un último tirón suave, haciendo estallar la esponja sobre el músculo esfínter superior del órgano. La esponja emerge cargada con material genético que contiene la clave para medir la salud esofágica del paciente. Finalmente, la esponja se envía a una compañía que realiza pruebas genéticas simples para determinar el riesgo del paciente de padecer cáncer de esófago.

“La detección temprana es la clave cuando se trata del cáncer de esófago. Los pacientes tienen una mejor oportunidad de tratarlo, o incluso de prevenirlo, si conocen su riesgo. Creemos que esta pequeña esponja puede brindar un examen fácil y barato a personas de todo el mundo”, asegura Meltzer.

Meltzer administró la prueba ‘EsophaCap’ a 94 personas a lo largo del estudio. El 85 por ciento de los sujetos pudieron tragar la cápsula, con un cien por cien de recuperación de esponjas exitosa. La evaluación endoscópica de los pacientes después de la administración de ‘EsophaCap’ no mostró evidencia de sangrado, dolor, trauma u otras reacciones adversas a la prueba.

Fuente: infoslus.com