Recuperan el genoma de un difunto de quien ya no quedan ni los huesos

La cueva de Satsurblia en Georgia, antigua república soviética, estuvo habitada por humanos en diferentes periodos del Paleolítico.

Hasta la fecha, en ese yacimiento paleontológico se ha obtenido la secuencia genética de un único individuo humano, cuya antigüedad se ha calculado en unos 15.000 años. No se han descubierto otros restos humanos en las capas más antiguas de la cueva.

Sin embargo, la aplicación de una nueva técnica ha hecho posible lo imposible: recuperar el genoma de un humano más antiguo, pese a que ya no quedan restos óseos de ese individuo.

El innovador enfoque utilizado por un equipo internacional que incluye, entre otros a Ron Pinhasi, Pere Gelabert y Susanna Sawyer, de la Universidad de Viena en Austria, así como Pontus Skoglund y Anders Bergström, del Instituto Francis Crick de Londres en el Reino Unido, permite la identificación de ADN en muestras de material ambiental, mediante el uso de amplios recursos de secuenciación y análisis de datos.

Esta técnica ha permitido recuperar un genoma humano ambiental de la capa BIII de la cueva, que data de antes de la Edad de Hielo, hace unos 25.000 años.

Este nuevo enfoque demuestra la viabilidad de recuperar genomas humanos ambientales en ausencia de restos óseos.

El análisis del material genético ha revelado que el genoma humano ambiental SAT29 representa un linaje humano extinto que contribuyó a las poblaciones actuales de Eurasia Occidental.

Para validar los resultados, los investigadores compararon el genoma recuperado con las secuencias genéticas obtenidas de los restos óseos humanos de la cercana cueva de Dzudzuana, obteniendo pruebas definitivas de similitudes genéticas. Esto valida los resultados y excluye la posibilidad de una contaminación moderna de las muestras.

Junto con el genoma humano identificado, también se han recuperado de las muestras ambientales otros genomas como el de un lobo y el de un bisonte. Las secuencias genéticas se han utilizado para reconstruir la historia de las poblaciones caucásicas de lobo y bisonte y ayudarán a conocer mejor la dinámica poblacional de estas especies en el pasado.

El estudio se titula “Genome-scale sequencing and analysis of human, wolf and bison DNA from 25,000 year-old sediment”. Y se ha publicado en la revista académica Current Biology.

Fuente: noticiasdelaciencia.com