Por qué sí vacunarse de covid-19 sin temor a los efectos secundarios

Por fin se ha iniciado la vacunación frente a la COVID-19 en España. Son muchas las personas de riesgo que van a verse más protegidas frente a esta infección gracias a la fórmula diseñada por los investigadores. Se van a salvar millones de vidas, cuando hasta ahora se están perdiendo por la infección desde el pasado mes de marzo.

Y es que la Historia así nos lo ha demostrado, las vacunas son seguras, funcionan. La OMS lo tiene claro: “La vacunación es una forma segura y eficaz de prevenir enfermedades y salvar vidas, hoy más que nunca”.

En la actualidad, según detalla, disponemos de vacunas para protegernos contra al menos 20 enfermedades, entre ellas la difteria, el tétanos, la tos ferina, la gripe y el sarampión. En su conjunto, esas vacunas salvan cada año tres millones de vidas. “Cuando nos vacunamos no solo nos protegemos a nosotros mismos, sino también a quienes nos rodean”, agrega.

Es más, subraya que si no nos vacunamos a nivel general, corremos el riesgo de contraer enfermedades graves que pueden ser discapacitantes y mortales, como es el caso de la COVID-19. “Hoy en día, las enfermedades infecciosas atraviesan fronteras con facilidad e infectan a las personas que no están protegidas”, advierte, al mismo tiempo que insiste en que las dos principales razones para vacunarse son: Protegernos a nosotros mismos y proteger a las personas que nos rodean.

Uno de los mayores temores de la población sobre la vacunación frente a la COVID-19 es que se trata de un medicamento que se ha diseñado en muy poco tiempo, se ha probado en no mucha gente, y sobre el que se han descrito algunas reacciones adversas.

Fue a mediados de diciembre cuando, por ejemplo, Canadá describió todos los efectos adversos que provoca la vacuna de Pfizer BioNtech (la que se está inoculando por el momento en España) según sus ensayos clínicos. Estos no van más allá de cualquier reacción adversa que pueda provocar una vacuna habitual: Enrojecimiento o hinchazón de la zona del pinchazo, fiebre, fatiga, dolor muscular, o dolor de cabeza, entre otros, y unos síntomas que no todos sufrieron, y que se pasaron a los dos días generalmente.

¿Por qué debemos entonces vacunarnos a pesar de estos efectos secundarios que se están registrando y que puedan presentarse en próximas semanas? En una entrevista con Infosalus, el doctor Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, y jefe de Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander considera que “las vacunas siempre han provocado alguna reacción alérgica” en algunas personas, siendo ése el motivo por el que siempre nos piden quedarnos con nuestros hijos media hora después en el centro de salud cuando les vacunamos.

Según advierte, con la vacuna de la COVID sucedería lo mismo que con los medicamentos como los antiinflamatorios o los antibióticos. “Mucha gente habrá tenido experiencia de algún tipo de alergia con estos fármacos. De hecho, es una pregunta habitual en la consulta del médico: ‘¿Tiene usted alergia a algún medicamento?’. Por lo tanto, las alergias no ocurren especialmente con las vacunas, ni tampoco ahora con la de la COVID-19. La causa de las posibles reacciones está en los excipientes que lleva la vacuna”, puntualiza.

Por eso, insiste en que tampoco se debe evitar la vacunación en las personas alérgicas, como al principio mencionó, salvo en aquellas muy sensibilizadas y que habitualmente son bien conocidas por los Servicios de Alergología, según matiza. “En el resto de casos y de alérgicos no hay contraindicación para ponerse la vacuna, ni es necesario ningún estudio previo”, matiza.

A juicio del presidente de la Sociedad Española de Inmunología, se debe insistir en que las vacunas “son seguras”, y hasta el momento tienen “un elevado grado de eficacia”. En cuanto a la rapidez en la disponibilidad de las vacunas, dice que ésta responde a que la Ciencia se ha volcado en resolver esta emergencia sanitaria, la administración ha reducido las trabas administrativas, y se ha dedicado una ingente cantidad de dinero a ello.

“Por favor, confíen en la Ciencia y tengan claro que no se van a dar pasos que pongan en riesgo a la población. Las molestias que pueda generar en 2-3 días la vacuna nunca serán comparables a lo que produce la infección y desde luego no suponen un riesgo vital como la COVID-19”, destaca el experto en Inmunología.

Por su parte, y en oentrevista con Infosalus, Ángela Domínguez, que coordina el Grupo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología, también mantiene el argumento de que cualquier vacuna, al igual que cualquier medicación, puede ocasionar efectos adversos, por lo que son necesarios los estudios previos a la autorización en los que se haya demostrado que las reacciones adversas no son frecuentes.

Con ello, remarca que con la vacunación de la COVID-19, y ya con una vacunación más generalizada, se va a mantener la vigilancia de dichas reacciones: “Cualquier vacuna tiene contraindicaciones (personas a las que no está indicada su administración) y una contraindicación que hay que tener en consideración es la de que las personas que hayan tenido reacciones alérgicas generalizadas tras haber recibido la vacuna o alguno de los componentes de la vacuna no deben recibirla. Las personas que hayan tenido una reacción alérgica tras la administración de la primera dosis no deberán recibir la segunda dosis de la vacuna”.

La catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Barcelona e investigadora del Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) resalta a su vez que, en los estudios que se hacen previamente sobre las vacunas, y que se presentan a las entidades que tienen que autorizarlas, hay que aportar información de que se han investigado las posibles reacciones adversas y de que éstas no han sido graves y sí poco frecuentes.

“De manera que el beneficio de la vacunación al evitar la enfermedad supera ampliamente el posible daño de las reacciones adversas detectadas. Pero el número de personas que han recibido esta vacuna a día de hoy es limitado (de unos miles de personas), por lo que puede ser que reacciones que no se han visto durante los estudios antes de la autorización aparezcan después, y ello justifica plenamente que se siga con la vigilancia post-autorización, cuando la vacuna ya se está utilizando ampliamente en la población”, agrega Ángela Domínguez.

En cuanto a la reticencia de parte de la población por la rapidez con la que se ha diseñado una fórmula contra la infección de COVID, la coordinadora del grupo sobre vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología resalta que recibir una vacuna frente a la COVID-19 tiene un doble objetivo: Proteger a la persona que la recibe y a la vez, en la medida que sean muchas las personas vacunadas, crear una barrera en la comunidad que evite que el virus difunda con la libertad con la que lo hace en ausencia de vacunación.

“Por lo tanto, tanto desde el punto de vista individual como colectivo es mucho mejor vacunarse que padecer la enfermedad. En algunas personas comporta consecuencias graves, necesidad de hospitalización, de cuidados intensivos, secuelas, e incluso hay riesgo de morir”, mantiene.

Finalmente, subraya que se ha hecho un gran esfuerzo de investigación para poder disponer de vacunas para combatir la pandemia de COVID-19 y la disponibilidad va a ir cambiando. “A medida que se autoricen nuevas vacunas después de haber demostrado su eficacia y seguridad, las opciones de inyección aumentarán y, además se estará en disposición de establecer indicaciones de qué vacunas son preferibles para qué personas”, sentencia.

Fuente: infosalus.com