Los macacos, como los humanos, saben cuán seguros están de un recuerdo

Unos investigadores han identificado una región del cerebro que utilizan los monos macacos para evaluar el grado de fiabilidad de sus recuerdos.

Hasta ahora, bastantes científicos creían que este proceso de metamemoria, que requiere un nivel más alto de autorreflexión sobre nuestra propia cognición, era exclusivo de los humanos. Los resultados de la nueva investigación sugieren lo contrario.

Evaluar los recuerdos propios precisa de un acceso a información sobre la intensidad con la que está memorizado el contenido de cada recuerdo analizado. O, dicho de modo más simple, hay que poder diferenciar entre lo que recordamos sin la más mínima duda y lo que recordamos vagamente. En el primer caso, la información es del todo fiable. En el segundo, podría ser errónea. De todas formas, las estructuras cerebrales y los mecanismos neuronales implicados en esta tarea (y si son diferentes de los empleados al rememorar recuerdos sin evaluar su nivel de credibilidad) siguen siendo desconocidos.

Con el propósito de ayudar a esclarecer esta cuestión, el equipo de Kentaro Miyamoto, del Departamento de Fisiología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Tokio en Japón, ideó una prueba de metamemoria en la que unos macacos juzgaban su propio nivel de confianza en sus recuerdos a la hora de rememorar experiencias pasadas; los animales optaban por hacer “apuestas” más altas sobre el resultado de una prueba de evocación de un recuerdo cuando estaban más seguros de la veracidad y exactitud de lo recordado.

Unos investigadores han identificado una región del cerebro que utilizan los monos macacos para evaluar el grado de fiabilidad de sus recuerdos.

Hasta ahora, bastantes científicos creían que este proceso de metamemoria, que requiere un nivel más alto de autorreflexión sobre nuestra propia cognición, era exclusivo de los humanos. Los resultados de la nueva investigación sugieren lo contrario.

Evaluar los recuerdos propios precisa de un acceso a información sobre la intensidad con la que está memorizado el contenido de cada recuerdo analizado. O, dicho de modo más simple, hay que poder diferenciar entre lo que recordamos sin la más mínima duda y lo que recordamos vagamente. En el primer caso, la información es del todo fiable. En el segundo, podría ser errónea. De todas formas, las estructuras cerebrales y los mecanismos neuronales implicados en esta tarea (y si son diferentes de los empleados al rememorar recuerdos sin evaluar su nivel de credibilidad) siguen siendo desconocidos.

Con el propósito de ayudar a esclarecer esta cuestión, el equipo de Kentaro Miyamoto, del Departamento de Fisiología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Tokio en Japón, ideó una prueba de metamemoria en la que unos macacos juzgaban su propio nivel de confianza en sus recuerdos a la hora de rememorar experiencias pasadas; los animales optaban por hacer “apuestas” más altas sobre el resultado de una prueba de evocación de un recuerdo cuando estaban más seguros de la veracidad y exactitud de lo recordado.

Fuente: noticiasdelaciencia.com