El enigma de las moscas vampiras que chupan sangre de murciélago

Hay bastantes animales, y en particular insectos, que han evolucionado hasta especializarse en alimentarse de la sangre de animales de especies muy específicas. Durante mucho tiempo, ha persistido un enigma al respecto: ¿Cómo cada especie hematófaga (vampira) reconoce, de entre diversas especies animales, a sus presas predilectas? El misterio resulta particularmente llamativo en el caso de unas moscas que se han especializado en chupar sangre de ciertos murciélagos. En una nueva investigación se ha encontrado una posible explicación que aclararía el enigma.

Holly Lutz, del Museo Field de Chicago en Estados Unidos y coautora del estudio, ya estaba familiarizada con la explicación para un misterio parecido, el de por qué los mosquitos parecen preferir a unas personas sobre otras. Es muy conocida la situación de que durante una permanencia de personas al aire libre, por ejemplo con ocasión de un picnic en el campo, algunas de las personas reciben muchas picaduras de mosquito y otras no, sin que ello se deba a que estas últimas hayan usado lociones repelentes o tomado otras medidas de protección. En este caso, parece que la diferencia en la atracción que sienten los mosquitos hacia los humanos está relacionada con el microbioma de la piel de cada individuo. Dicho microbioma es la comunidad personalizada de bacterias que vive en la piel de cada persona. “Teniendo en cuenta que algunas personas resultan más atractivas para los mosquitos que otras, me pregunté a qué se debe que ciertos insectos se sientan atraídos por algunos murciélagos y no por otros”, explica Lutz.

En unas visitas que hizo a cuevas de Kenia y Uganda, Lutz tuvo ocasión de constatar lo muy selectivas que son las moscas que vampirizan a los murciélagos. En esas cuevas, murciélagos de diferentes especies descansan unos al lado de otros. Lutz vio a algunos de ellos repletos de moscas vampiras, mientras que otros no tenían ninguna o solo unas pocas. Estas moscas suelen ser muy selectivas con la especie a la que pertenecen sus presas. Es muy inusual encontrar una mosca alimentándose de un murciélago que no sea de una especie de la cual normalmente se alimenta.

Las moscas en cuestión son “primos” de los mosquitos, y aunque técnicamente son moscas, la mayoría no pueden volar realmente. Tienen unas alas increíblemente reducidas. Además, su capacidad visual es muy pobre, de manera que la vista les sirve de poco y deben guiarse por otras señales.

El equipo de Lutz ha encontrado evidencias de que esas moscas chupadoras de sangre pueden localizar a sus víctimas predilectas de entre otros murciélagos gracias a que rastrean el olor de las sustancias químicas producidas por las bacterias en la piel de los murciélagos.

La piel, ya sea de un humano o de un murciélago, está cubierta de diminutos microorganismos por regla general benignos que ayudan a proteger el cuerpo del individuo contra patógenos invasores, refuerzan el sistema inmunitario y descomponen productos naturales como el sudor. Las especies anfitrionas evolucionan a la par que sus microbiomas cutáneos, lo que hace que diferentes especies alberguen diferentes conjuntos de bacterias.

Al metabolizar los nutrientes, cada conjunto de bacterias libera al aire un conjunto de sustancias químicas que es exclusivo de ese conjunto y que emana una señal química característica. Y, según los resultados obtenidos por Lutz y sus colegas en la investigación, cada tipo de insecto chupasangre se siente atraído por una señal química específica, lo que puede explicar por qué determinadas moscas hematófagas seleccionan como presas a murciélagos de especies concretas y prácticamente ignoran a los de otras especies.

El estudio se titula “Associations between Afrotropical bats, eukaryotic parasites, and microbial symbionts”. Y se ha publicado en la revista académica Molecular Ecology.

Fuente: noticiasdelaciencia.com