Científicos registran conversaciones del misterioso y “solitario” delfín brasileño de río

El delfín del río Araguaia (Inia araguaiaensis) es una especie brasileña muy rara y misteriosa que, supuestamente, lleva una vida solitaria. Y es justo por esa suposición que los científicos siempre han creído que este mamífero acuático no es capaz de una comunicación compleja, ya que no la necesita para su estructura social.

Sin embargo, en un estudio publicado el 19 de abril en la revista PeerJ, un equipo de científicos de la Universidad de Vermont afirma haber descubierto que estos delfines interactúan entre sí, y que pueden comunicarse emitiendo cientos de sonidos distintos.

“Hallamos que tienen interacciones sociales y que producen más sonidos de lo que se pensaba”, informó la Dra. Laura J. May-Collado, profesora del Departamento de Biología de la Universidad de Vermont. “Su repertorio vocal es muy variado”.

También denominados con el término genérico de “botos”, los delfines del río Araguaia son una especie casi desconocida debido a la dificultad para encontrarlos y acercarse a ellos, de modo que hay contados estudios sobre estos cetáceos de agua dulce. Esta especie es exclusiva de los ríos Araguaia y Tocatins, en la amazonia brasileña, y se cree que su población es de apenas unos mil quinientos individuos.

Por fortuna, el equipo de investigadores topó con un mercado de pescado en la población de Mocajuba, en el estado brasileño de Pará, donde es común que los botos merodeen en busca de comida.

Allí, los científicos utilizaron cámaras y micrófonos subacuáticos para grabar los sonidos y las interacciones de los delfines del río Araguaia que frecuentaban dicho mercado, y también tomaron algunas muestras de su ADN.

En total, obtuvieron alrededor de 20 horas de grabaciones en las que pudieron identificar 237 sonidos distintos. Sin embargo, aunque produjeron casi todo un día de materiales, los investigadores especulan que estos cetáceos son capaces de emitir más vocalizaciones de las que captaron. Entre ellas, registraron numerosos reclamos cortos, en dos partes, que emitían las crías al acercarse a sus madres.

“Fue muy emocionante. Los delfines marinos, como los nariz de botella, vocalizan silbidos y reclamos más largos, pero aquí tenemos un sonido muy distinto que los defines de agua dulce usan con el mismo propósito”, explicó May-Collado..

Las grabaciones registraron que los delfines del río Araguaia también emiten reclamos y silbidos más largos, si bien no son muy frecuentes y los científicos no pudieron determinar cuál era su función. Cuando se comunican, los delfines nariz de botella producen silbidos largos para aumentar la cohesión de la manada. Sin embargo, los investigadores opinan que los silbidos largos de los botos tienen la finalidad opuesta: mantener su distancia.

El equipo señaló que la frecuencia de los reclamos de los delfines de río se encontraba en un punto intermedio entre los sonidos de baja frecuencia que emiten los misticetos [ballenas barbadas] para comunicarse a larga distancia y las vocalizaciones de alta frecuencia que utilizan los delfines marinos para comunicaciones a corta distancia. May-Collado sugiere que las características acústicas de los reclamos podrían estar determinadas por el ambiente fluvial en que viven.

“Hay muchos obstáculos en su hábitat, como vegetación y bosques inundados, de manera que tal vez evolucionaron estas señales para evitar el eco de la vegetación y mejorar el rango de comunicación entre las madres y sus crías”, conjeturó la bióloga.

Fue hasta 2014 que los delfines del río Araguaia quedaron identificados como una especie aparte, diferenciada de sus parientes más cercanos: el bufeo o delfín boliviano de río (Inia boliviensis) y el boto rosado o delfín del río Amazonas (Inia geoffrensis). A pesar de que sigue debatiéndose la clasificación de los botos, May-Collado hace énfasis en que hay diferencias significativas entre los reclamos de las distintas especies. Por ejemplo, los delfines ecuatorianos del río Amazonas (Inia geoffrensis geoffrensis) son muy silenciosos.

“Hace falta más información de las otras especies y de más poblaciones. ¿Por qué una población es más parlanchina que otras, y cómo es que esas diferencias determinan la estructura social?”, concluyó la científica.

Fuente: Newsweek México