Batracios voladores: análisis y pruebas de vuelo demuestran cómo planean las ranas ‘paracaidistas’

Los análisis y las pruebas de vuelo demuestran cómo planean las ranas “paracaidistas”

Algunas ranas de las selvas de Asia oriental llevan el salto hasta el extremo. Apodadas paracaidistas, saltan desde lo alto de los árboles y planean entre las copas para escapar de los enemigos, llegando a recorrer una veintena de metros en un solo salto.

Carentes de alas como las aves o los murciélagos, recurren a las membranas interdigitales como superficie de planeo para frenar el descenso. Poseen, además, pies desmesurados para su talla, faldones cutáneos a lo largo de las extremidades y almohadillas en los dedos que amortiguan el aterrizaje.

David Hillis, biólogo evolutivo de la Universidad de Texas, y sus colaboradores del Instituto de Biología de Chengdu, en China, recolectaron varios ejemplares de Rhacophorus reinwardtii, una rana paracaidista de color verde lima dotada de membranas negras y amarillas, oriunda de la pluvisilva del sur de China, para desentrañar la base genética de esas adaptaciones tan singulares.

El equipo compiló el genoma de esta rana arborícola y lo comparó con el de otros anuros cercanos incapaces de planear. En un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences USA, señaló la localización de 455 genes modificados. «Muchos de los genes que hallamos están vinculados con diversos aspectos del desarrollo de las extremidades, los pies y los dedos palmeados. Todos coinciden con la gran adaptación morfológica de las ranas voladoras al planeo», explica Hillis. Los investigadores comprobaron que algunos alargaban las extremidades y mejoraban la adherencia de las ventosas digitales durante la trepa. Mediante el estudio del desarrollo de las extremidades en los renacuajos de cada especie, también descubrieron la red de genes que probablemente sea la responsable del crecimiento extraordinario.

Con el fin de observar esas diferencias en acción, efectuaron una serie de pruebas de vuelo en condiciones controladas. Situaron a individuos de cada especie en posaderos y registraron los saltos y los planeos. Antes colocaron esponjas blandas por debajo por si algo iba mal en el aire. Esto resultó providencial para las ranas no planeadoras, que cayeron a plomo encima de ellas. Las ranas paracaidistas, en cambio, extendieron los dedos y planearon suavemente hasta tomar tierra.

Según la experta en biomecánica Mimi Koehl, de la Universidad de California en Berkeley, que ha estudiado la biodinámica de las ranas planeadoras pero es ajena al trabajo, las amplias membranas interdigitales frenan la caída y al mismo tiempo ayudan a controlar el vuelo a través de las copas de los árboles. Las ranas esquivan los árboles moviendo las patas posteriores como timones mientras descienden hacia las charcas, donde se congregan antes del apareamiento y la puesta. “Si no pudiesen maniobrar a través de la espesura no llegarían puntuales a la cita”, explica Koehl.

Los autores afirman que conocer a fondo las adaptaciones de estos anuros tal vez ofrezca pistas sobre el modo en que otros animales, desde las ardillas hasta los lagartos voladores se lanzaron a la conquista del aire.

Koehl y sus colaboradores han estado empleando las ranas planeadoras como modelos del vuelo de los dinosaurios. Los dinosaurios voladores poseían “colas emplumadas y plumas en las extremidades posteriores. Es decir, el mismo diseño anatómico que las ranas”, apunta la experta.

Fuente: investigacionyciencia.es