Científico chileno crea técnica contra el Parkinson que ya se aplica con éxito en el mundo

Pequeños electrodos que envían impulsos eléctricos desde la médula espinal al cerebro, se están convirtiendo en una estrategia esperanzadora para aliviar el Parkinson, enfermedad que afecta a más de 30 mil chilenos. Detrás de estos hallazgos, está Rómulo Fuentes, investigador de la Universidad de Chile y del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica BNI, y quien desde hace años está explorando los efectos de este método a nivel cerebral, y en la reducción de síntomas motores ocasionados por la patología.

El optimismo del científico chileno es creciente, ya que actualmente, pacientes con Parkinson de Inglaterra, Francia, Japón, Estados Unidos y Brasil, están probando los beneficios de este tipo de estimulación eléctrica que tiempo antes, testeó el Dr. Fuentes en su laboratorio. Una estrategia que, mediante una pequeña cirugía, se ha utilizado en medicina pero con otros fines, para aliviar el dolor crónico.

Casos clínicos y mejoras

“La estimulación medular se ha probado en alrededor de 62 casos clínicos de Parkinson en el mundo, y en 60 de ellos se ha reportado que la técnica mejora síntomas severos a nivel de movimiento, postura y marcha, tal como nosotros lo predecimos a partir de nuestras observaciones en modelos animales. En el caso de los pacientes, apenas se enciende el estimulador, estos parámetros mejoran muchísimo, y eso es muy relevante para la ciencia y salud pública, ya que muestra con evidencias que se puede avanzar en el combate de esta enfermedad”, comenta el Dr. Rómulo Fuentes, también investigador del Núcleo Milenio de Enfermedades Neuropsiquiátricas NuMIND, y quien recientemente fue nombrado Director de Investigación de la Facultad de Medicina, de la U. de Chile.

Además de los casos clínicos, ya se están iniciando ensayos con pacientes en países como Canadá y Francia, estudios que podrían concluir en unos tres años más, y que permitirán analizar con mayor profundidad los beneficios de la estimulación en personas afectadas por este mal, aún sin cura. En Chile por ahora, aún no se han dado las facilidades ni apoyos necesarios para realizar este tipo de ensayos clínicos.

Estimulador no invasivo

Bajo ese escenario, el bioquímico está explorando en detalle cómo perfeccionar los parámetros de estimulación, y así poder desarrollar un método no invasivo que permita emplear electrodos de manera superficial. Esta tecnología, que busca mejorar la función de las neuronas motoras, podría convertirse a futuro, en un sistema portátil o un tratamiento ambulatorio para rehabilitar a pacientes con Parkinson. Todo esto, considerando que las terapias actuales, como el medicamento Levodopa, no logran curar ni frenar con éxito el complejo avance de la enfermedad.

“Uno de nuestros grandes sueños es llegar hasta el fin del camino y poder realizar ensayos clínicos. Para ello, necesitamos hacer los test en nuestros modelos y, por otro lado, esperamos crear un producto nuevo y patentarlo”, explica el investigador de BNI, especialista en neuromodulación.

La expectativa es crear un sistema inteligente de estimulación, que funcione de acuerdo a la demanda y de forma automática, como si fuera inteligente. “Esperamos que con cinco o quince minutos diarios, ya se provoquen cambios positivos a nivel de las neuronas, mejorando los síntomas motores y movilidad de los pacientes”, señala el investigador.

De la médula a las neuronas

El origen de estos hallazgos se inició en Estados Unidos, en la Universidad de Duke, mientras Rómulo Fuentes hacía sus estudios junto al Dr. Miguel Nicolelis, creador del exoesqueleto que permitió a un parapléjico dar el puntapié inicial en el mundial del Brasil. Tras estudiar la actividad neural del Parkinson, el científico brasilero encontró similitudes con la epilepsia y ahí surgió la idea de realizar estimulación a través de algún circuito que pudiera llegar al cerebro. Fue así como el Dr. Fuentes comenzó a diseñar el implante medular, cuyos exitosos resultados en ratas y ratones, llegaron a ser portada en la Revista Science, en 2009. “Mediante una pequeña cirugía pudimos insertar los electrodos sobre la médula espinal, entre las vértebras, pero sin entrar en el tejido nervioso”, comenta el experto en electrofisiología. En los experimentos se vio confirmada la hipótesis de que al estimular la médula, efectivamente, había un efecto a nivel del cerebro y en la reducción de síntomas motores.

¿Pero qué sucede con el impulso, que parece ser tan efectivo? Según explica Fuentes al estimular la médula, la señal viaja a los axones y luego sube hasta al tálamo, llegando a la corteza sensorial y motora, y finalmente, al cuerpo estriado. “Aún no hemos podido caracterizar con exactitud qué pasa, hay mucho que no conocemos. Sin embargo, sabemos que esta manipulación está modificando la actividad de todo el circuito y restaurando alguna funcionalidad”, señala.

Otro punto que destaca es que la actividad eléctrica que llega hasta el cerebro, no sólo activa a las neuronas, sino que además, hace que éstas expresen otros genes.
“En el Parkinson la muerte de neuronas ocurre en la sustancia negra pero después también se afectan neuronas de otras zonas. De hecho cuando ya no pueden caminar algunos pacientes, es porque se ha dañado el área de control de la locomoción. Y esta técnica de neuromodulación, activa muchos circuitos, por tanto, esperamos seguir investigándola y analizando su potencial para frenar el Parkinson en sus distintas etapas”, comenta el académico de la Universidad de Chile.

Enfermedad de Parkinson

Cada año aumenta más el porcentaje de pacientes con Parkinson y la mortalidad por esta enfermedad. De hecho, cifras del Ministerio de Salud, indican que entre 1997 y el año 2013 se quintuplicó la tasa de defunción por este mal en nuestro país. Actualmente, cerca de 4 millones de personas en el mundo han sido diagnosticadas con esta enfermedad, cuyo origen tiene un componente esporádico en el 90% de los casos -que incluye exposición a contaminantes en el ambiente-, mientras que el resto se debe a una causa genética heredable, tal como sucede con el actor estadounidense, Michael J Fox. Con el incremento de la expectativa de vida en el mundo, la población va envejeciendo cada vez más, hecho que también incide en el desarrollo de esta enfermedad.

Los síntomas comienzan con dificultades para dormir, pérdida del olfato y, en el largo plazo, se afectan las habilidades motoras, ocasionando los característicos temblores. Con el paso del tiempo, el Parkinson puede avanzar afectando a todo el cuerpo, lo cual conlleva a un daño y pérdida importante de múltiples funciones, tales como: el habla, comer, tragar, y la coordinación de fuerzas y movimientos. En etapas avanzadas también puede generarse daños a nivel cognitivo. Este escenario afecta considerablemente la calidad de vida de los pacientes, ocasionando además un gran costo social y económico, que también impacta en la familia y entorno cercano. Por esta razón, contribuir a mitigar este problema de salud pública, es una meta fundamental para Rómulo Fuentes y los científicos de BNI.

Fuente: elmostrador.cl