La selección natural nos volverá tontos

Existe algo que los científicos llaman “selección negativa“, un tipo de selección natural que literalmente podría atontar a la especie humana. Para que nos entendamos, como dato, tenemos que los genes de la inteligencia, aquellos genes que predisponen a las personas a alcanzar altos niveles de educación, han ido disminuyendo generación a generación durante los últimos 80 años.

Ahora, un estudio llevado a cabo en Islandia con 100.000 personas, y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, ha demostrado el poder de esta selección negativa, y cómo está provocando el declive de los genes de la inteligencia.

Por qué están disminuyendo los genes de la inteligencia en la especie humana

Según podemos leer en este trabajo, resulta que aquellos individuos con un mayor nivel educativo eran menos propensos a tener una gran familia; en otras palabras, aquellos que teóricamente portan los genes de la inteligencia en realidad son los que menos contribuyen a la reserva genética (al menos, en Islandia).

Cabe añadir, eso sí, que esto no significa necesariamente que la selección negativa pueda volvernos tontos. No es un proceso tan absolutista, y se necesita más investigación al respecto.

Actualmente el acceso a la educación es más fácil que en toda la historia, por lo que incluso aquellas personas con menor nivel educativo y mayor descendencia podrían contribuir a estabilizar la situación, ya que sus hijos tendrían acceso a la educación y contrarrestarían o incluso eclipsarían el efecto.

Los efectos a largo plazo de la pérdida de los genes de la inteligencia

Pero, ¿qué podría pasar a largo plazo con la especie humana si poco a poco van disminuyendo los genes de la inteligencia?

Pues bien, según las conclusiones del estudio, si nos fijamos en la tendencia a largo plazo, con el paso de los siglos la proliferación de las escuelas y las facilidades para acceder a formación podrían no ser suficientes. En otras palabras, la disminución de los genes de la inteligencia acabaría teniendo un efecto significativo en nuestra especie, y el ambiente no podría parar la tendencia.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron la tasa de nacimientos de 129.808 individuos entre 1910 y 1990, comparando sus genomas con su nivel educativo. Resultaba que había una serie de factores genéticos que hacían más predisponibles a las personas a asistir a altos niveles educativos. Y, aunque no se sabe a ciencia cierta qué mezcla exacta de factores genéticos y ambientales dan lugar al acceso a un nivel educativo u otro, estudios anteriores indican que los genes de la inteligencia podrían representar el 40% de esta mezcla.

Asimismo, aquellos que poseían mayor inteligencia tendían a tener menos hijos, lo que hacía descender los genes de la inteligencia con el tiempo (muy poco a poco en una escala evolutiva, eso sí).
¿Por qué los más inteligentes suelen tener menos hijos?

Si ponemos los números sobre la mesa, como bien han analizado en The Guardian, el cociente intelectual de la humanidad ha ido disminuyendo 0,04 puntos por década; pero si se tienen en cuenta todos los factores genéticos relacionados con la educación (los “genes de la inteligencia), la disminución por década llegaría a 0,3 puntos.

Ahora bien, ¿por qué las personas más inteligentes suelen tener menos hijos? ¿se debe a la dificultad para superar la educación universitaria, o a disponer de menos ahorros debido al gasto que supone esta educación superior? No, según los investigadores, los genes de la inteligencia también tendrían cierta repercusión en la fertilidad humana a nivel biológico, ya que incluso aquellos individuos que disponen de estos genes pero no llegan a niveles educativos superiores también suelen tener menos hijos.

Evidentemente todas estas hipótesis se basan en un (gran) estudio en un único país, por lo que extrapolarlo a nivel mundial puede ser más complejo. Aún así, los investigadores opinan que deberíamos estar atentos al respecto y seguir esforzándonos para asegurar la educación a todo el mundo, intentando así anular esta selección natural negativa.

Fuente: Proceedings of the National Academy of Sciences