Encuentran la explicación neurológica de la imaginación visual

Hay personas con la capacidad de generar en su mente imágenes extraordinariamente complejas. En el extremo opuesto, hay personas incapaces de retener en la mente una imagen, hasta el punto de resultarles más difícil que a la gente común recordar rostros.

Una nueva investigación, llevada a cabo por el equipo de Adam Zeman, de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, ha descubierto las diferencias neurológicas que determinan si la persona tiene una buena o una mala capacidad para imaginar imágenes.

Los resultados del estudio aportan datos nuevos y reveladores sobre las causas de que un porcentaje de la población estimado en un tres por ciento carezca de capacidad de visualización mental. Esta incapacidad fue bautizada como “afantasía” por Zeman en 2015. El profesor Zeman llamó “hiperfantasía” a la situación en el extremo opuesto, o sea a una capacidad desbordante de imaginar imágenes con todo lujo de detalles. Entre ambos extremos, se posee una capacidad mediana de imaginar imágenes, que es el nivel más común en la población.

La nueva investigación es el primer estudio sistemático neuropsicológico y con escaneos cerebrales de personas con hiperfantasía y personas con afantasía. El equipo llevó a cabo escaneos de resonancia magnética funcional en 24 personas con afantasía, 25 con hiperfantasía y 20 personas con capacidad mediana de imaginar imágenes. Los datos obtenidos de los escaneos los combinaron con los resultados de pruebas cognitivas y de personalidad.

Los escaneos revelaron que las personas con hiperfantasía tienen una conexión más fuerte entre la red visual cerebral que procesa lo que vemos, y que se activa en la mayoría de la gente al imaginar imágenes, y la corteza prefrontal, que interviene en la toma de decisiones y la atención. Estas conexiones más fuertes fueron evidentes en los escaneos realizados durante el descanso, mientras los participantes se relajaban y posiblemente dejaban volar libremente su mente.

Los resultados indican asimismo que una conexión más débil entre las partes del cerebro responsables del procesamiento de la visión y las regiones frontales implicadas en la toma de decisiones y la atención conduce a la afantasía.

A pesar de obtener puntuaciones equivalentes en las pruebas de memoria estándar, el profesor Zeman y sus colegas descubrieron que las personas con hiperfantasía producen descripciones más ricas de escenarios imaginados que las personas comunes, las cuales, a su vez, superaban en esa habilidad a los sujetos con afantasía. Esto también se aplicaba a la memoria autobiográfica, es decir, a la capacidad de recordar acontecimientos que han tenido lugar en la vida de la persona. Las personas con afantasía también tenían una menor capacidad para reconocer caras.

Las pruebas de personalidad revelaron que las personas con afantasía tendían a ser más introvertidas, mientras que las personas con hiperfantasía tendían a ser más abiertos.

El estudio se titula “Behavioral and Neural Signatures of Visual Imagery Vividness Extremes: Aphantasia vs. Hyperphantasia”. Y se ha publicado en la revista académica Cerebral Cortex Communications.

Fuente: noticiasdelaciencia.com