El curioso caso del aficionado que ayudó a descubrir las raras auroras boreales púrpuras

Entre 2015 y 2016 aparecieron unas misteriosas luces púrpuras sobre el cielo de Canadá que por su tonalidad se distinguían con facilidad de las auroras boreales tradicionales de colores verdes, azules y rojos.

La comprensión de estas luces vino de la mano de un residente en Regina, Canadá.

Su nombre es Notanee Bourassa y su descubrimiento ocurrió la noche del 25 de julio del 2015, cuando llevó a sus hijos pequeños a ver las auroras boreales.

Esa noche, cuando empezó a ver destellos morados en el cielo, Bourassa tomó tantas fotografías como pudo hasta que las partículas de luz desaparecieron 20 minutos después.

Él sabía que había algo diferente, pero no había sido el único que lo notó. Antes que él, personas como Bourassa habían compartido 30 reportes en foros online pidiendo explicaciones a esos peculiares colores. Los científicos del proyecto Aurorasaurus, una iniciativa de ciencia ciudadana financiada por NASA y la Fundación Nacional de la Ciencia también registraron decenas de tuits y alertas, cuenta elcomunicado oficial de NASA.

Este equipo seguía sin saber de qué se trataba realmente, pero decidieron llamarlo ‘Steve’ mientras tanto (por las siglas de Strong Thermal Emission Velocity Enhancement).

Pero la noche que Bourassa tomó sus fotos fue la que permitió el hallazgo. Esa noche, por primera vez se capturó evidencia desde todos los sitios posibles: cámaras terrestres de cielo abierto dirigidas por la Universidad de Calgary y la Universidad de California, Berkeley, tomaron fotografías y capturaron el fenómeno. También el satélite Swarm de la Agencia Espacial Europea pasó sobre el área exacta al mismo tiempo.

Gracias al análisis de todo ese conjunto de imágenes, se comprobó que en efecto era una aurora boreal distinta.

Si bien, se forma de la misma manera que las ya conocidas (las partículas cargadas del Sol interactúan con las líneas del campo magnético de la Tierra), se diferencia en que es una línea morada con un principio y un final (y no una forma ovalada como las otras).

También se sabe hoy que dura de 20 minutos a 1 hora, antes de desaparecer.

Las cámaras terrestres de cielo abierto mostraron que Steve aparece en latitudes mucho más bajas, lo que significa que las partículas cargadas que lo crean, se conectan a las líneas de campo magnético que están más cerca del ecuador de la Tierra, y por eso se ve a menudo en el sur de Canadá, detallan los científicos.

El aporte de Bourassa fue fundamental. A pesar de que había reportes de otros aficionados, su aporte fue el necesario para permitir la comprobación.

A futuro, los científicos creen que este descubrimiento puede ser una pieza clave para explicar cómo funcionan los campos magnéticos de la Tierra y la manera de interactuar con las partículas cargadas en el espacio y motivan a las personas a continuar con la ciencia ciudadana.

Los hallazgos se divulgaron esta semana en un estudio publicado en Science Advances.

Fuente: univision.com