Científicos italianos descubren una protección biológica de células cardíacas
Un grupo de científicos italianos ilustró hoy el funcionamiento de un mecanismo biológico de protección de las células del corazón basado en el péptido natriurético auricular (ANP), una hormona capaz de limitar eventuales daños cardíacos y cuya función abre nuevas posibilidades médicas.
El estudio, desarrollado por los investigadores del centro Neuromed de Pozzilli (sur) con otras universidades italianas, se centra en el proceso de «autofagia» de las células y en la función que desarrolla la hormona ANP.
En concreto, los científicos han identificado un mecanismo fundamental mediante el cual el ANP interviene en las células musculares del corazón, responsables de sus latidos, limitando los daños que pueden derivar de un infarto o una isquemia, por ejemplo.
La clave de su protección es la «autofagia», el mecanismo biológico que permite a las células «reciclar» sus partes internas dañadas o envejecidas, renovándose continuamente.
«Estudios recientes demostraron que la autofagia es esencial para la salud de las células del miocardio, pero todavía no estaba claro cómo se regulaba este proceso», señaló en un comunicado el jefe de Fisiopatología Cardiovascular del Neuromed, Sebastiano Sciarretta.
Y agregó: «De hecho, hemos demostrado que la autofagia está controlada por el ANP, una hormona segregada por las propias células miocárdicas, especialmente en condiciones de estrés, como puede ser durante un infarto».
Por su parte, la investigadora Simona Marchitti indicó «que el conocimiento detallado de este mecanismo podría resultar muy útil no solo en cardiología sino también en otras campos de la medicina”.
«Actualmente estamos evaluando esta nueva propiedad en casos de insuficiencia cardíaca, una condición patológica muy grave y progresiva en la que se reduce la capacidad del corazón para bombear sangre de manera efectiva y aumentan los niveles de ANP para su protección», indicó la responsable de Bases Experimentales de patología cardiovascular de Neuromed, Speranza Rubattu.
Asimismo, vaticinó que «las consecuencias farmacológicas a corto plazo del descubrimiento podrían ser muy importantes en este campo».
Fuente: EFE