La importancia del análisis de información en el monitoreo de sequías

Beatriz Flores Rojas y Hayde Peregrina Barreto

La doctora Hayde Peregrina Barreto es investigadora de la Coordinación de Ciencias Computacionales del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). Beatriz Flores Rojas (INAOE).

Las sequías son eventos climatológicos naturales que comúnmente asociamos con los cambios de estación en el año. La producción de alimentos (sector agrícola y ganadero), así como las necesidades básicas (energía y salud) dependen de la disposición regular de agua y humedad en el suelo. Sin embargo, en los últimos años las sequías han aumentado debido a los efectos del cambio climático generado por el hombre. Según el reporte de sequías de la ONU (2022), desde el año 2000 el número de estos eventos y su duración se han incrementado en 29% dejando afectadas a unas 55 millones de personas a nivel mundial.

México no ha quedado exento de estas condiciones que, aunadas a las características de aridez en el territorio nacional, han dado lugar a efectos climáticos extremos. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó que en 2009 se presentó la segunda peor sequía en 60 años, que 2010 ha sido el año más lluvioso del que se tenga registro, e informó en 2011 que 52% del territorio observó el peor año de sequía en las últimas siete décadas. La ONU también detalló que en 2021, el 85% del territorio mexicano presentó condiciones de sequía.

Los efectos de una sequía se extienden a prácticamente todos los sectores y su huella de impacto es mayor respecto a otros desastres naturales. No solo se trata de una restricción en el abasto de agua, sino de otros efectos como la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad y el incremento de riesgo de incendios. Esto a su vez, se relaciona con el impacto económico reflejado en el encarecimiento de alimentos debido a la pérdida de cultivos y ganado, de servicios como la energía eléctrica y otros sectores como la industria y el turismo. En suma, dichos efectos repercuten en la calidad de vida de la sociedad al reducir el acceso a los alimentos y servicios básicos; incluso, se han relacionado como una causa de migración humana.

Debido a estas condiciones y efectos, las sequías se consideran uno de los eventos climáticos más costosos tanto en pérdidas económicas como humanas. Por ello, se han desarrollado políticas y programas gubernamentales enfocados en reducir los riesgos de la sequía en diferentes partes del mundo. El monitoreo de las sequías es una de las tareas principales de dichos programas, pues busca brindar información útil para preparar y apoyar a la población de manera efectiva ante una posible contingencia.

Por ejemplo, en Estados Unidos el U. S. Drought Monitor reporta de manera periódica información relacionada a condiciones de sequía generada a partir de datos aportados por diferentes dependencias, entre ellas, el Departamento de Agricultura (USDA) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). El Monitor de Sequía en México (MSM), a cargo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), también genera de forma periódica mapas de sequía en el territorio nacional. De manera similar, lo hace el Agriculture and Agri-Food Canada. La información de estos tres países se integra a través del North American Drought Monitor (NADM) para su estudio por expertos.

Si bien no hay una manera exacta de lograr medir la sequía, pues las condiciones varían de un territorio a otro, se han propuesto diferentes índices relacionados a las posibles condiciones ambientales que pueden presentarse. Por ello, la investigación científica sobre el cómo se relacionan condiciones ambientales y climáticas con el desarrollo de una sequía es fundamental en las tareas de monitoreo. Dicha tarea representa una labor ardua y periódica en el análisis de la información relacionada con sequías; no sólo se consideran parámetros climáticos o de precipitación, sino que también se analizan reportes de campo, índices asociados a la hidratación del suelo y vegetación, imágenes satelitales, entre otros.

Dada la cantidad de información por analizar y su diversidad, se vuelve relevante la participación académica y científica en este tema.

Existen plataformas e instituciones que conocen la importancia y utilidad de las herramientas tecnológicas, como la plataforma ONU-SPIDER y el proyecto FOSAT-S que tienen como objetivo fortalecer los sistemas de alerta temprana de sequías mediante la incorporación de información satelital. En México, el SMN también utiliza redes de observación, tales como estaciones automáticas, observatorios sinópticos, radares, estaciones de radiosondeo y estaciones receptoras de imágenes de satélite.

Por una parte, la recolección de información plantea en sí misma un problema, por ejemplo, en lugares de difícil acceso, donde es complicado realizar mediciones in-situ. Por otra parte, una vez que se tiene la información es necesario analizar y depurar aquella que es relevante; esto vuelve necesaria la intervención de expertos de diversas áreas del conocimiento científico y tecnológico; tecnologías como visión por computadora y percepción remota permiten extraer información a partir de imágenes multiespectrales del terreno tomadas desde satélites en diferentes periodos de tiempo, como aquellas provistas por agencias como la NASA con la serie de satélites Landsat. La inteligencia artificial y la ciencia de los datos facilitan la identificación de la información más significativa para el problema en cuestión, lo cual puede ayudar a identificar patrones y factores de causa─efecto.

La intervención de dichas áreas del conocimiento puede marcar una diferencia significativa en el estudio de las sequías de una región en particular, pues gran parte de los análisis hechos se enfocan en territorios extensos (uno o varios países) que pueden ser poco útiles para el monitoreo local. De aquí, que la investigación multidisciplinaria, en conjunto con las agencias gubernamentales, es necesaria para el desarrollo de herramientas tecnológicas y planes efectivos relacionados al manejo de sequías.

Asimismo, el análisis de los posibles impactos puede ayudar en gran medida a instituciones oficiales y usuarios a actuar ante la ocurrencia de sequías. Por ejemplo, se puede tener mayor capacidad de resiliencia o tomar decisiones en el manejo y planificación de cultivos, tomando en cuenta el riesgo de déficit hídrico reduciendo la pérdida del potencial de rendimiento. Para ello, es necesario integrar la información y el consenso de expertos locales que conlleve una mejor toma de decisiones. De esta forma, será posible plantear soluciones efectivas ante las cada vez más frecuentes y severas condiciones climáticas que nos afectan.

Referencias

United Nations, Drought in numbers 2022, Convention to Combat Desertification. https://www.unccd.int/resources/publications/drought-numbers

Inbar, M. (2007). Importance of drought information in monitoring and assessing land degradation. In Climate and land degradation (pp. 253-266). Springer, Berlin, Heidelberg.

Svoboda, M. D., & Fuchs, B. A. (2016). Handbook of drought indicators and indices (pp. 1-44). Geneva, Switzerland: World Meteorological Organization.

Fuente: elsoldemexico.com.mx