Crean organismos nanobio-híbridos que usan CO” y nitrógeno en el aire para producir plásticos y combustibles

Un grupo de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder han desarrollado organismos nanobio-híbridos capaces de usar dióxido de carbono y nitrógeno en el aire para producir una variedad de plásticos y combustibles.

Al usar puntos cuánticos activados por la luz (que son semiconductores diminutos similares a los utilizados en televisores) para disparar enzimas particulares dentro de las células microbianas, fueron capaces de concebir “fábricas vivientes” que consumen CO2 dañino y lo convierten en productos útiles como plástico biodegradable, gasolina, amoníaco y biodiesel.

Un futuro cercano

Según explica Prashant Nagpal, autor principal de la investigación y profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Química y Biológica de Boulder:

Estamos estudiando una técnica que podría mejorar la captura de CO2 para combatir el cambio climático y un día incluso podría reemplazar la fabricación intensiva de carbono para plásticos y combustibles.

Los puntos cuánticos se pueden inyectar en las células de forma pasiva y están diseñados para unirse y autoensamblarse a las enzimas deseadas y luego activar estas enzimas en el comando utilizando longitudes de onda de luz específicas. Así, la exposición a pequeñas cantidades de luz solar indirecta activaría el apetito de CO2 de los microbios, sin la necesidad de ninguna fuente de energía o alimento para llevar a cabo las conversiones bioquímicas de uso intensivo de energía.

Los microbios, que permanecen latentes en el agua, liberan su producto resultante a la superficie, donde se puede extraer y recolectar para su fabricación. Las diferentes combinaciones de puntos y luz producen diferentes productos: las longitudes de onda verdes hacen que las bacterias consuman nitrógeno y produzcan amoníaco, mientras que las longitudes de onda más rojas hacen que los microbios se alimenten del CO2 para producir plástico.

El escenario futurista ideal, según Nagpal, sería tener hogares y empresas unifamiliares que canalicen sus emisiones de CO2 directamente a un estanque cercano, donde los microbios las convertirían en un bioplástico.

Fuente: xatakaciencia.com