La culpa de que los tiburones nos den miedo es de la música

Quizá hayan pasado muchos años desde la última vez que viste alguna de las películas de la saga “Tiburón”, pero lo más probable es que aún recuerdes el miedo y la sensación de tener el vello erizado en los momentos de mayor tensión de la película.

Tal vez no la tengas en la cabeza, pero si buscas en internet la genial banda sonora del film, compuesta por John Towner Williams, las sensaciones de pánico volverán con más fuerza. ¿Crees que habrías sentido lo mismo si la música que acompañaba a las imágenes de tiburones comiendo bañistas hubiera sido, por ejemplo, la de “La Casa de la Pradera”? Probablemente no. Un grupo de científicos se ha dedicado a comprobar experimentalmente esta hipótesis y han confirmado lo que era fácil de intuir: los tiburones nos dan más miedo cuando van acompañados de música espeluznante que cuando la música es más amable o los contemplamos en silencio.

Este trabajo, que se publica en la revista científica PLOS ONE, no es tan tonto como parece, ya que esa imagen de tiburones malignos y terroríficos que tan enraizada en el imaginario colectivo obstaculiza las campañas de conservación de estos animales tan valiosos, pues mucha gente no dudaría en poner dinero para ayudar a salvar al entrañable oso panda, pero cuando hablamos de tiburones “sanguinarios” y terribles, la cosa cambia. Y la culpa no es solo de la famosa película de los años 70: también los prestigiosos documentales de cadenas como la BBC utilizan melodías espeluznantes para acompañar las imágenes de los tiburones.

Mejor sin música

Para testar los efectos de la música de miedo, los investigadores reclutaron a más de 2 mil voluntarios que asistieron a la proyección de un mini documental de 60 segundos de la serie “Planeta Azul” de la BBC en el que se veían tiburones de distintas especies nadando tranquilamente y sin causar ningún daño ni comer nada.

Los autores del experimento comprobaron que, después de ver el documental acompañado de música de miedo, los participantes tenían actitudes más negativas hacia los tiburones que aquellos que lo vieron sin música o acompañado de una melodía épica.

“Cualquier organización que tenga la intención de promover una imagen positiva de los tiburones o de cualquier otra especie debe elegir cuidadosamente su banda sonora”, afirma Elizabeth Keenan, profesora en la Escuela de Negocios de Harvard y una de las coautoras del estudio.

Si bien este estudio se centra en los tiburones, los resultados nos confirman el poder que tiene la música de fondo en las campañas de marketing, pues puede influir decisivamente en las elecciones que toma cada consumidor.

Fuente: cienciaxplora.com