Estas chanclas a base de algas desaparecen en cuatro meses

Un equipo de la Universidad de California en San Diego ha conseguido diseñar unas chanclas a base de algas adecuadas para el calzado comercial pero con la ventaja de que se degradan en el medio ambiente en tan solo 16 semanas.

No solamente han demostrado su amplio calado en la alimentación global, exportadas desde culturas gastronómicas orientales como la nipona, sino que las algas atesoran un gran potencial como material biosostenible. Así, estos organismos marinos de relucientes colores han servido como base para biorreactores capaces de absorber más CO2 que los árboles, alternativas biodegradables al plástico, combustible diésel renovable o creaciones como las zapatillas de deporte con la firma del mismísimo Kanye West. Y ahora, unas chanclas que se descomponen en 16 semanas.

Los polímeros de petróleo utilizados en la construcción de chanclas son fundamentales para la durabilidad y comodidad del calzado pero contribuyen a engordar el ya de por si delicado y grave problema de la contaminación plástica. Para solucionarlo, investigadores de la Universidad de California en San Diego han encontrado una fórmula, desarrollando este calzado con las algas como principal material, lo que las convierte en biodegradables.

Tras varios experimentos los científicos fueron capaces de crear un nuevo tipo de espuma de poliuretano hecha de aceite de algas, tras años trabajando el ajuste y la combinación de componentes naturales y sintéticos. Satisfechos del resultado, creen haber hallado la receta perfecta, logrando espumas de calidad comercial que se biodegradan en el entorno natural, según apunta el autor del estudio Stephen Mayfield. “Tras cientos de formulaciones, finalmente logramos una que cumplía con las especificaciones comerciales. Estas espumas tienen un 52% de biocontenido; eventualmente llegaremos al 100%”.

La espuma de calidad comercial no solo cumplió con los estándares requeridos para los zapatos de entresuela y la plantilla de las chanclas, sino que lo hizo con una vida útil mucho más corta en el medio ambiente que los materiales tradicionales. La organización de ciencia de materiales Algenesis se encargó de transformar la espuma a base de algas en chanclas y comprobar el tiempo de descomposición.

Para experimentar la tardanza de la descomposición la espuma se dispuso en abono y suelo tradicionales, en los que se degradó después de 16 semanas. El equipo rastreó las moléculas que el material arrojó a lo largo de este proceso para asegurarse de que no tuviera efectos tóxicos en el suelo.

También se identificaron qué organismos intervienen. El equipo tomó las enzimas de los organismos que degradan las espumas, demostrando que su uso es posible para despolimerizar estos productos de poliuretano, identificando los pasos intermedios claves en el proceso. A continuación, se probó que es posible aislar los productos despolimerizados y usarlos para sintetizar nuevos monómeros de poliuretano, completando un bioloop.

El avance es considerable ya que no está acotado a estas chanclas ecológicas, sino al universo que abre una nueva alternativa reciclable al plástico. Se trata de encontrar materiales con vidas útiles proporcionales a la vida útil de los productos. “No necesitamos material que permanezca durante 500 años en un producto que solo usará durante uno o dos años”, apunta a New Atlas su creador.

Fuente: ticbeat.com