Cinvestav apuesta por el uso de hongos para beneficiar a la reforestación

Este microorganismo transporta agua hacía las raíces durante épocas de sequía, evitando que sufra de estrés hídrico

El Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) propone el uso de bacterias y cepas para combatir los efectos de la deforestación. Según los investigadores mexicanos, el hongo microrrízico ayuda a mejorar el crecimiento de los árboles y lo provee de los nutrientes que le son difíciles de obtener por sí mismo.

Esta propuesta nace a propósito de las cifras del Programa Nacional Forestal (PNF), que estiman que México pierde alrededor de 128 mil hectáreas de cobertura forestal cada año.

Esto debido a prácticas ilegales y cambio de uso de suelo. En 2021, los incendios forestales se sumaron como uno de los factores principales de la pérdida de la vegetación arbórea.

Víctor Olalde Portugal, del Cinvestav Irapuato y líder de la investigación, explicó que los hongos y las bacterias son esenciales para acelerar la recuperación de árboles en nuestro país, y con ello, mejorar la producción agrícola.

Pese a que las cepas pueden dañarnos de diversas formas, el experto señaló que existen algunos hongos, que de manera natural, brindan una serie de beneficios. Como ocurre con los que entran en contacto con los árboles a través de un proceso simbiótico.

Para entender este fenómeno, el integrante del Departamento de Biotecnología y Bioquímica del centro señaló que esta clase de simbiosis consiste en la adhesión de los hongos a las raíces de los árboles, favoreciéndose mutuamente durante su desarrollo vital.

Sin embargo, hay algunos hongos que actúan con menor efectividad. Es por eso que, Olalde Portugal y su equipo se dieron a la tarea de seleccionar a las mejores cepas para realizar esta investigación.

Fue así que detectaron que “bacilius”, un tipo de “bacteria beneficiosa”, en coordinación con los hongos tienen la capacidad de potencializar el desarrollo del árbol en donde se hospedan. Simultáneamente, se dedican a eliminar a los patógenos que se alojan en su raíz.

A este intercambio de efectos benéficos entre hongo y árbol se le conoce bajo el nombre de “micorriza”, mediante un proceso de comunicación bioquímica.

Pese a que ambos contribuyen en enriquecer al otro, el hongo micorrízico es el que aporta mayores beneficios a la planta.

Este microorganismo se encarga de explorar el suelo, y alcanza nutrientes que se encuentra fuera del alcance de las raíces de los árboles, para llevar elementos útiles para el buen desarrollo de este último.

“Por ejemplo, existen suelos deficientes en fósforo, que es vital para el crecimiento de los árboles. De modo que el trabajo de los hongos micorrízicos es extenderse en el subsuelo para encontrar este elemento y llevarlo a la raíz del árbol”, señaló el integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-N III).

“De hecho, es posible ver este fenómeno en el bosque, cuando se observa una especie de telaraña en la hojarasca, en realidad se trata de la presencia del hongo”, detalló el experto.

Además, Victor Oldade recalcó que esta simbiosis ya no sólo beneficia al crecimiento del árbol, sino que contribuye a su propia sobrevivencia.

Por ejemplo, como ocurre en épocas de sequía, donde la planta puede sufrir de estrés hídrico: el hongo transporta el agua del subsuelo que no está al alcance de las raíces.

“La planta sin presencia micorrízica empieza su función fotosintética muy temprana, casi a la salida del Sol, mientras que las plantas con micorriza hacen esa función a media tarde y termina entrada la noche, es decir en el periodo menos caluroso del día, lo que le ayuda a tener menor desgaste”, agregó el científico.

A partir de este hallazgo, el equipo del Cinvestav Irapuato realizará paquetes tecnológicos para las empresas interesadas en financiar el desarrollo de esta alternativa a los agroquímicos o vincularse con productores de viveros.

Fuente: eluniversal.com.mx