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Vía sensores convierten limones en “estaciones de radio” que indican cuándo el árbol necesita riego

Un equipo de investigadores en Grecia acaba de descubrir una manera de tornar los limones en pequeñas “estaciones de radio” capaces de transmitir a un teléfono inteligente información sobre el grado de humedad de los árboles. El logro constituye un primer paso hacia lo que los investigadores denominan “la Internet de las plantas”.

No es la primera vez que se colocan sensores en los árboles para medir cómo usan el agua. Hasta ahora, sin embargo, “nadie había creado una red inalámbrica entre plantas que transmitiese información consumiendo tan solo algunos microvatios y con un coste de unos pocos euros”, explica el líder del proyecto, Aggelos Bletsas, profesor de ingeniería eléctrica e informática en la Universidad Técnica de Creta.

La red consta de varios componentes: una estación de radio de FM, una antena conectada a un limón que crece en un árbol, un sensor de humedad en el fruto, un transistor conectado a la antena y un receptor de FM, como los que encontramos en los teléfonos inteligentes. Primero, la antena capta la señal de la estación de FM y la envía al transistor, que la modula por medio del sensor de humedad. El sensor enciende y apaga el transistor con una frecuencia que depende del nivel de humedad de la planta. Por último, la antena transmite esa información al receptor de radio de un teléfono móvil.

Todo ello permite que las plantas “les digan” a los agricultores si necesitan agua. “Podemos “escuchar” la humedad de la planta mediante nuestra radio de FM del móvil y un sensor de tres euros”, explica Bletsas. “Dos de estos sensores por acre [0,4 hectáreas] podrían cambiar la forma en que practicamos la agricultura.” El científico aclara que para obtener resultados óptimos podrían hacer falta más sensores, sobre todo si el campo está inclinado y no es posible regarlo de manera uniforme. Según los investigadores, este tipo de información en tiempo real ayudaría a controlar mejor la humedad del aire y el suelo, así como a reducir el uso de plaguicidas y optimizar el de abonos.

¿Y por qué no emplear otros medios inalámbricos habituales, como Bluetooth? “Nuestra técnica no solo es menos compleja, ya que usamos únicamente las señales del entorno, sino que un sensor basado en Bluetooth cuesta unos 22 euros. Nuestro objetivo final es lanzar al mercado sensores que cuesten menos de un euro”, dice Bletsas.

Otros han elogiado la idea. “Bletsas y su equipo están revolucionando la detección ambiental con componentes muy simples y una potencia sorprendentemente baja”, opina Alexandros Dimakis, profesor de ingeniería eléctrica e informática en la Universidad de Texas en Austin, quien no participó en la investigación. “Su trabajo podría constituir una técnica transformadora de la Internet de las cosas para la agricultura y para la supervisión del entorno.”

Fuente: investigaciónyciencia.es