Una mujer muere en una sesión de acupuntura con abejas vivas

Las terapias alternativas a la medicina pueden ser extremadamente peligrosas. Un triste recordatorio de esto ha sido la muerte en España de una mujer de 55 años que tuvo una reacción alérgica en una sesión de apiterapia: acupuntura con abejas vivas.

La terapia no solo es cruel para las abejas, (“sostenemos la abeja, la colocamos en un punto del cuerpo, la sostenemos y la pellizcamos hasta que emerge la aguja”, explicó el acupunturista de abejas Wang Menglin en una entrevista a la cadena ABC de 2013), de una variedad que muere cuando pica, sino una auténtica locura: “Hemos tratado pacientes con docenas de enfermedades, desde artritis hasta cáncer, todas con resultados positivos”, sostenía.

Según una investigación publicada en el Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology, realizada por Paula Vázquez-Revuelta y Ricardo Madrigal-Burgaleta del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid, España), la paciente “decidió recibir apiterapia para mejorar las contracturas musculares y el estrés. No tenía ningún registro clínico de otras enfermedades, otros factores de riesgo, [o] reacciones previas de ningún tipo. Durante la sesión desarrolló sibilancias, disnea y pérdida repentina de la conciencia inmediatamente después de una picadura de abeja.

La técnica se está extendiendo desde China y Corea, a pesar de que hay muy pocas pruebas de que pueda ayudar con alguna de las enfermedades que dice que cura. La mujer fallecida en el transcurso de una sesión de esta práctica, había estado asistiendo apiterapia durante dos años, aproximadamente una vez al mes. “Los riesgos de someterse a la apiterapia pueden exceder los supuestos beneficios, lo que nos lleva a concluir que esta práctica es tanto insegura como desaconsejable”, afirman los expertos.

¿Una alergia mortal de la nada?

Aunque puede parecer raro que haya tenido una reacción alérgica después de haber tenido el procedimiento tantas veces antes, en realidad es más plausible de lo que cabría esperar. Según el estudio, la exposición repetida a un alergeno, en este caso, veneno de abeja, crea un mayor riesgo de una reacción alérgica grave que la que se puede esperar en la población normal.

La mujer fue llevada de urgencia al hospital y se le dieron varios compuestos para tratar de detener la reacción, incluida la adrenalina y los antihistamínicos. Pero desafortunadamente, a pesar del tratamiento, el paciente murió en el hospital por una falla orgánica múltiple algunas semanas más tarde. Aunque está creciendo en popularidad, la apiterapia muestra muy pocas pruebas de que sea efectiva para cualquier condición médica, pero esto no es lo peor: un estudio de 2015 publicado en PLOS One encontró que “la acupuntura con veneno de abeja mostró un aumento del 261% en el riesgo relativo de la aparición de reacciones adversas”.

Por otra parte, la desaparición de las abejas es un riesgo real, para todos, y las estamos exterminando poco a poco. Un estudio publicado en Science ha proporcionado finalmente pruebas sólidas de que los plaguicidas más populares, llamados neonicotinoides, son nefastos para los insectos polinizadores que mantienen en funcionamiento nuestro sistema de producción de alimentos. Así que mejor dejar a los médicos hacer su trabajo, y a las abejas, lo que mejor hacen: polinizar.

Fuente: nmas1.org