Una mosca blanca es el primer caso conocido de un animal que absorbió el gen de una planta para devorarla mejor

La mosca blanca (Bemisia tabaci) está incluida entre las 100 especies invasoras más dañinas del mundo. No solo es capaz de alimentarse de 600 especies vegetales (muchas de ellas cultivos). Además es un vector de numerosos virus dañinos para las cosechas. Un nuevo estudio ha descubierto un dato fascinante sobre este pequeño insecto: tiene un gen de planta.

El gen se llama BtPMaT1, y no es un capricho cualquiera de la genética. De hecho es una de las razones del éxito de la mosca blanca como plaga para la agricultura. El gen BtPMaT1 le confiere inmunidad a un compuesto tóxico de las plantas de las que se alimenta.

Lo curioso del asunto es que la mosca blanca no ha podido desarrollar esa habilidad por sí sola. En algún momento de su evolución, el insecto ha robado esa habilidad de las plantas de las que se alimentaba, añadiendo el gen vegetal a su propio ADN.

Este tipo de transferencia genética se llama transferencia horizontal y es común entre bacterias (es lo que les confiere inmunidad a los antibióticos), pero extremadamente rara en el mundo animal. De hecho Ted Turlings, entomólogo y químico en la universidad suiza de Neuchâtel, cree que es el primer caso conocido de transferencia horizontal de un gen útil de una planta a un insecto.

En las plantas, el gen BtPMaT1 sirve a la planta para almacenar su propia toxina sin que esta le produzca daño. De hecho es la toxina que emplean muchas plantas para evitar que las plagas como la de la mosca blanca las devoren. Para desgracia de la planta, hace alrededor de 35 millones de años, los antepasados de la mosca blanca lograron asimilar el gen que proporciona inmunidad frente a la toxina y se convirtieron en una plaga mundial de primer orden. Originaria, según se cree, de la India, la familia de la mosca blanca se ha extendido por todo el mundo.

El mayor misterio de esta mutación es cómo tuvo lugar. Youjun Zhang, de la academia China de Ciencias y firmante del estudio junto a Turlings cree que un virus actuó como mediador:

Creemos que un virus dentro de la planta asimiló el gen BtPMaT1. Después, cuando la mosca blanca ingirió la savia de la planta también se comió el virus y este modificó el genoma del insecto. Por supuesto, es un evento extraordinariamente poco común, pero hablamos de millones de años con billones de insectos, virus y plantas conviviendo. Puede ocurrir, y el hecho de que fuese una ventaja evolutiva para el insecto favoreció la propagación del gen a toda la especie.

El hallazgo tiene un lado muy útil. Si los investigadores descubren la manera de silenciar la expresión del gen BtPMaT1 la mosca blanca quedará indefensa otra vez ante la toxina que las plantas usan para defenderse. [Eurekalert vía IFLScience]

Fuente: es.gizmodo.com