Los misterios de tres animales momificados en el Antiguo Egipto, al descubierto [VIDEOS]

Hace unos 2000 años, un gato, un ave y una serpiente fueron momificados en el Antiguo Egipto. Se trataba de una práctica habitual, que hoy un equipo de científicos ha analizado con más detalle que nunca gracias a una técnica de rayos X de alta precisión, sin necesidad de quitar ninguna venda

El ritual de la momificación en el Antiguo Egipto no era exclusivo de los humanos. Alrededor de 70 millones de animales siguieron el mismo proceso en aquella época. Las momificaciones iban mucho más allá de los animales de compañía y, junto a perros y gatos, los egipcios practicaban este ritual con aves, peces, vacas, serpientes o incluso cocodrilos.

“No se trataba de mascotas que cuando morían las guardaban como seres queridos que acompañaban a los muertos. Era algo más. Eran símbolos de determinadas adscripciones religiosas que seguramente fuesen ofrendas como lo son hoy los exvotos en las iglesias”, explica a Él Ágora Cecilio Botella, profesor del departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada.

Estas ofrendas parece ser que eran compradas por los visitantes de los templos para ofrecérselas a los dioses y que actuaran como vía de comunicación con ellos. Los animales eran criados o capturados por cuidadores y, después, sacrificados y embalsamados por los sacerdotes del templo.

Tres de estos animales momificados, en concreto, un gato, un ave y una serpiente que vivieron hace unos 2.000 años han sido escrudiñados sin necesidad de mover ni una sola hebra de las vendas que les envolvían. Gracias a la microtomografía de rayos X, un equipo de investigadores del Reino Unido ha podido observar en 3D y con gran precisión el estado de los tres animales, haciendo zoom en algunas áreas para lograr una resolución aún mayor.

“Esta técnica no es destructiva”, destaca a El Ágora Richard Johnston, codirector del centro de Imágenes Avanzadas de Materiales de la Universidad de Swansea (Reino Unido) y líder del estudio que se publica en la revista Scientific Reports.

El equipo de ingenieros, arqueólogos, biólogos y egiptólogos tomó imágenes de las tres momias y las devolvieron al Centro de Egipto de la Universidad de Swansea, donde se conservaban. “Pudimos obtener una visión increíble de lo que hay físicamente debajo de las envolturas y también de cómo pudieron haber sido las vidas de estos animales, la forma en que fueron sacrificados y procesados”, afirma Johnston.

La cobra con gota que murió a latigazos

De los tres animales, el que más ha llamado la atención a los científicos ha sido la serpiente. Identificada como una cobra juvenil egipcia (Naja haje), las imágenes muestran que sufrió un tipo de enfermedad de gota mientras vivía.

“Lo que más me sorprendió fue la posibilidad de que la serpiente hubiera experimentado deshidratación durante su vida. Esto se vio en los riñones calcificados, que eran visibles en las exploraciones de mayor resolución”, resalta el investigador.

Las fracturas óseas del animal, que se encontraba fuertemente enrollado bajo las vendas, muestran que posiblemente fue matado a latigazos, un método común en aquella época para aniquilar serpientes. Además, las imágenes de alta resolución permitieron identificar restos de resina endurecida dentro de la boca de la cobra, cuya boca preservaron abierta quienes la momificaron, lo que demostraría la primera evidencia de un comportamiento ritual complejo aplicado a este animal.

“El trabajo sobre el relleno de la boca y los riñones de la cobra es muy interesante y suscita muchas preguntas sobre la relación entre humanos y serpientes en el Antiguo Egipto”, comenta a El Ágora Salima Ikram, directora de la Unidad de Egiptología de la Universidad Americana en El Cario (Egipto) que no ha participado en el estudio.

Un gato de menos de cinco meses

En cuanto a los otros dos animales analizados, el escáner reveló que el gato era de tipo doméstico (Felis catus) y tenía menos de cinco meses cuando fue momificado. Así lo muestran los dientes que permanecían escondidos dentro del hueso de la mandíbula. El felino se encontraba momificado en dos partes: cabeza y el resto del cuerpo.

El análisis de rayos X reveló una separación de vértebras que indicaría un posible estrangulamiento. Los autores barajan que le hubieran roto el cuello a propósito en el momento de la muerte o durante el proceso de momificación para mantener la cabeza en posición vertical.

Por su parte el ave se parecía a un cernícalo vulgar (Falco tinnunculus): medía 23 centímetros de largo y 7 centímetros de ancho. El animal no parecía haber muerto por lesiones en el cuello. “Será interesante ver si en el futuro se identifican más ejemplos de momias que muestran los mismos patrones de trauma y tratamiento de momificación”, señala a El Ágora Lidija Mcknight, investigadora de la facultad de Tierra y Ciencias Ambientales de la Universidad de Manchester (Reino Unido) que no ha participado en el estudio.

La técnica del futuro

Expertos independientes elogian la herramienta utilizada. “La información que suministra este método es espectacular. Nosotros lo hemos usado con CT (tomografía computarizada) de alta resolución y se puede afirmar que quitar las vendas a una momia para estudiarla es ya cosa del pasado”, alega Botella.

Según el experto, incluso sin las vendas y teniendo la momia a la vista, la información que aporta es menor que con esta técnica. Aunque existen otros métodos para escanear restos antiguos sin dañarlos, tienen limitaciones. Los rayos X estándar solo proporcionan imágenes bidimensionales, mientras que las tomografías computarizadas médicas, aunque generan imágenes en 3D, su resolución es 100 veces más baja que la microtomografía.

“La técnica se ha utilizado antes en momias de animales, pero no con frecuencia”, puntualiza Ikram. “Los resultados de la investigación muestran claramente que esta técnica proporciona una visión más detallada de los animales y sus envoltorios, lo que nos permite estudiar de forma no destructiva estas momias de animales con mucho más detalle que nunca”, añade la egiptóloga.

A pesar de las ventajas del método, lo cierto es que utilizarlo supone un coste económico alto, por lo que Botella ve difícil que, por ahora, se pueda emplear de forma masiva. “Los aparatos tienen un coste muy elevado y, si bien en los museos de fuera de Egipto se podrá estudiar el material momificado con esta metodología, en Egipto es más complicado”, sostiene. Eso sí, no le cabe duda de que terminará imponiéndose en todas partes, pues es la metodología del futuro para estudiar el pasado.

Fuente: elagoradiario.com