Lanzado el primer cohete Electron

Nueva Zelanda se ha convertido en un nuevo lugar de lanzamiento de misiones orbitales. La compañía estadounidense Rocket Lab lanzó el 25 de mayo, hacia las 04:20 UTC, su primer cohete Electron desde el complejo de despegue instalado en la península de Mahia.

Se trataba simplemente de una prueba, sin satélite a bordo, y el objetivo era colocar en órbita la segunda etapa del vehículo, equipada con varios equipos de diagnóstico. Dicha etapa fue bautizada como It’s a Test. La misión buscaba validar la ingeniería del cohete y situar a la segunda etapa en una órbita heliosincrónica polar baja. Sin embargo, el cohete no alcanzó la velocidad suficiente y no llegó por tanto a dicha órbita, llegando a un apogeo de unos 250 km.

A pesar de todo, el vuelo se considera un éxito, pues demostró el funcionamiento de las etapas y sus motores, la separación entre ellas y del carenado, el guiado, etc. El Electron es un vector pequeño que pretende lanzar cargas espaciales también pequeñas y a bajo precio (menos de 5 millones de dólares). Se diferencia de sus competidores en las características de fabricación de algunos de sus componentes. Por ejemplo, buena parte de sus motores han sido impresos en 3D y se usan bombas eléctricas.

El despegue se retrasó en dos ocasiones debido al mal tiempo. Una vez producido, el ascenso pudo ser seguido desde cámaras en tierra y a bordo del vehículo.

Hasta llegar a este punto, Rocket Lab, fundada por un neozelandés, desarrolló su tecnología a través de varios proyectos, como el cohete sonda Atea-1, que voló una vez en 2009. En cuanto al Electron, mide 17 metros de alto, tiene un diámetro de 1,2 metros y pesa 10 toneladas. Su sistema de propulsión está formado por 9 motores Rutherford en la primera etapa, que proporcionan un empuje de 15 toneladas al despegue, y un único motor optimizado para funcionar en el vacío en la segunda etapa, con un empuje de 2,2 toneladas. Todo el cohete consume queroseno RP-1 y oxígeno líquido. Con esta configuración, puede enviar 150 kg a una órbita heliosincrónica polar de 500 km de altitud.

Fuente: noticiasdelaciencia.com