Enigma científico: los wombats también brillan en la oscuridad como el ornitorrinco

El mes pasado descubrieron esa rara propiedad en la primera especie. Ahora, se suma el pintoresco marsupial de Australia. No saben por qué ocurre

En octubre, un estudio científico daba cuenta de que los ornitorrincos ocultaron un secreto durante miles de años: cuando enciendes las luces negras, comienza a brillar. Como se señaló en la revista Mammalia, el brillo de una luz ultravioleta en un ornitorrinco hace que el pelo del animal sea fluorescente con un tinte azul verdoso. Es una rareza casi única y todavía no se sabe por qué ocurre.

Ahora sigue el asombro porque la comunidad científica mundial se enteró que el ornitorrinco no está solo: los wombats, esos simpáticos marsupiales de Australia famosos por hacer caca con forma de cubo, también tienen ese misterioso don.

Y no solo los wombats. Los científicos han descubierto de forma inesperada que los bilbies y otros marsupiales también pueden unirse a la fiesta de la luz negra. Todos son capaces de brillar en verdes, azules y rosas fluorescentes bajo la luz ultravioleta.

El nuevo descubrimiento no sería tal sin el hallazgo en los ornitorrincos. De hecho, una vez que se reveló su resplandor, otros investigadores como el curador de Mammalogy del Museo de Australia Occidental, Kenny Travouillon, y la bióloga Linette Umbrello, comenzaron a iluminar con rayos ultravioleta diferentes especímenes de las colecciones del museo.

“Tomamos una luz ultravioleta y apagamos las luces de la colección buscando lo que brillaba y lo que no. El primero que revisamos fue el ornitorrinco, obviamente. Luego, enfocamos la luz en otros especímenes de la colección. Entonces probamos topos marsupiales y wombats. Lo hicimos con los marsupiales carnívoros y no brillaron en absoluto. Probablemente tenga sentido, porque si sus presas pueden ver la luz ultravioleta, no podrían esconderse de ellas. En total, probablemente alrededor de un tercio de ellos brillaron”, dijo Travouillon.

De los que sí brillaron incluían equidna, bandicoots y bilbies, zarigüeyas y algunos murciélagos. De esta forma, las criaturas australianas se unen a una pequeñisima serie de otros seres vivos con biofluorescencia, incluidos algunos insectos, ranas, peces y hongos.

¿La razón de ello? Según explican los investigadores, la biofluorescencia ocurre cuando un ser vivo absorbe radiación de alta energía, como la ultravioleta, y luego emite luz a una frecuencia más baja. De hecho, se han identificado una gran cantidad de proteínas que pueden hacer esto en la piel o en otros tejidos animales, incluidos huesos y dientes.

“Hay compuestos químicos en muchas partes diferentes del cuerpo de los animales que parecen emitir fluorescencia, por lo que no es sorprendente encontrar que puede haber otros compuestos químicos en otras cosas como el pelo que emiten fluorescencia”, afirmó Greta Frankham, científica forense de vida salvaje del Museo Australiano, según gizmodo.com.

​Dicho esto, los detalles exactos de cómo y por qué ocurre la biofluorescencia en estos mamíferos aún no se han determinado y para la ciencia el enigma continúa.

Fuente: clarin.com