El problema de leer rápido

¿Quiere leer libros, correos electrónicos o documentos de trabajo a toda velocidad y comprender todo, incluso el más sutil detalle? La propuesta suena tentadora, pero no funciona, a pesar de lo que prometan los programas de entrenamiento en lectura rápida. En un trabajo de revisión, científicos dirigidos por Elisabeth Schotter, de la Universidad de California en San Diego, analizaron estudios llevados a lo largo de la última década. Según concluyeron, leer con prisa repercute sobre la comprensión del texto en la mayoría de los casos. En condiciones normales, los lectores versados captan entre 200 y 400 palabras por minuto. Si una persona dobla o triplica ese rendimiento mediante técnicas especializadas, en caso de duda comprenderá una tercera parte o la mitad del contenido.

Esto sucede en los programas en los que aparecen palabras aisladas de manera rápida en el centro de una pantalla, según describen los investigadores. Por norma general, la intención subyacente en estas técnicas consiste en reducir al mínimo el tiempo que supuestamente roban los movimientos oculares al leer. Pero estos movimientos solo consumen un 10 por ciento del tiempo que invertimos en una página, afirman Schotter y sus colaboradores. De esta manera también perdemos la oportunidad de releer frases que no hemos comprendido.

A pesar de todo, los expertos afirman que el reconocimiento de palabras y el entendimiento de las oraciones resultan más importantes para la comprensión lectora que las habilidades visuales. En consecuencia, el mejor método para entrenar las competencias lectoras consiste en ponerlas en práctica con frecuencia y en leer numerosos y diversos tipos de texto, sin importar la velocidad lectora.

Fuente: investigacionyciencia.es