Viajar a la Luna con un satélite propulsado por agua

Estudiantes de la Universidad de Cornell trabajan en un diseño de Cubesat que alcance la orbita lunar propulsado por el recurso natural más abundante de la Tierra: el agua.

Está previsto que el satélite, del tamaño de una caja de cereales, sea fabricado enteramente de materiales disponibles comercialmente. Al frente de Cislunar Explorers se encuentra Mason Peck, un ex alto funcionario de la NASA y profesor asociado de ingeniería mecánica y aeroespacial.

“Esto tiene un objetivo muy importante, y es demostrar que se puede utilizar agua como propulsor”, dijo Peck, quien llegó a ser jefe de tecnología de la NASA en 2012-13.

Cislunar Explorers –cislunar significa “entre la Tierra y la Luna”– se encuentra en la fase 3 de 4 contempladas en la Cube Quest Challenge, patrocinada por la NASA.

Está competición está ofreciendo un total de 5.5 millones de dólares a los equipos que cumplan con los objetivos de desafío: el diseño, la construcción y la entrega de pequeños satélites capaces de operaciones de avanzada cerca y más allá de la luna. Serían enviados en la carga del futuro cohete SLS.

“Por supuesto, nos gustaría ser el primer CubeSat en orbitar la Luna”, dijo, “pero incluso si no lo hacemos, si podemos demostrar con éxito que el agua es todo lo que necesita para viajar al espacio, habremos recorrido un largo camino hacia el logro de algunos objetivos importantes”.

El satélite está formado por dos mitades en forma de L, que se van separando gradualmente hasta situarse a kilómetros de distancia entre sí en dirección a la atmósfera lunar. Los satélites gemelos girarán a medida que avanzan produciendo un momento angular que les ayudará a mantenerse en ruta.

Con energía capturada del sol, el agua almacenada en tanques en la parte inferior de la “L” se electroliza en gases hidrógeno y oxígeno, que se queman en ráfagas cortas, de 30 minutos a una hora de diferencia, para proporcionar propulsión. El giro también separa el agua líquida de los gases combustibles.

A medida que la nave entre en la atracción gravitacional de la luna, se ralentizará y entrará en una órbita terrestre distante, finalmente, reconectando eventualmente con la Luna en los días posteriores. Es durante esta segunda cita que Peck y su equipo planean que el satélite estará viajando lo suficientemente lento como para ser absorbidos por la órbita lunar, a unos 9.500 kilómetros sobre la superficie de la Luna.

Además de la propulsión a base de agua, otra tecnología que se demostará será la nevegación óptica. Cámaras a bordo de la nave tomarán constantemente imágenes del Sol, la Tierra y la Luna y compararán sus tamaños aparentes y la separación con sus efemérides: dónde deberían estar en el momento en que se tomaron las imágenes.

La competición está previsto que finalice un año después del lanzamiento del nuevo cohete SLS.

Fuente: Agencia Europa Press