¿Qué pasa con la innovación en México?

El concepto de innovación es demasiado amplio como para satisfacer las necesidades o las expectativas de una empresa, lo que provoca que no desarrollen una cultura alrededor del tema.

Tener en México una empresa que desarrolle innovación, es algo que suena sencillo; sin embargo, en la práctica, puede resultar sumamente complejo, principalmente por tres razones:

1) Falta desarrollar un concepto propio de innovación 

El concepto de innovación es demasiado amplio como para satisfacer las necesidades o las expectativas de una empresa. Esto provoca que las empresas no desarrollen una cultura de innovación y más bien distribuyan los distintos tipos de innovación en áreas operativas, lo que disminuye en forma importante el impacto de dichas innovaciones y en consecuencia deja sin presupuesto su implementación.

2) Carencia de un presupuesto proporcional

Los presupuestos de innovación, no son conceptos generales, deben de estar basados en los tipos de innovación. El crecimiento en las grandes empresas se logra a través de los tres tipos de innovación: disruptiva, sostenible y de eficiencia.

La innovación disruptiva es la que genera crecimientos reales, se enfoca en crear nuevos productos o servicios, basados en la aplicación de una tecnología la cual permite crear, emular o mejorar a otros productos y servicios más caros o menos accesibles.

La innovación sostenible genera pequeños crecimientos seguros y se basa en mejorar márgenes o incrementar la penetración en el mercado a través de mejoras en el producto o en el servicio.

La innovación de eficiencia es aquella que se enfoca en disminuir costos y procesos, genera ahorros y por tanto crecimientos mínimos; contribuye a mejorar los flujos de la empresa.

3) Falta de métricas o procesos definidos

El tercer problema para las empresas que desean generar innovación tiene dos escenarios: uno es el cómo se manejan y dónde se colocan los costos y los recursos presupuestales; otro es que, dentro de estructuras jerárquicas verticales, es más conveniente y seguro para los empleados, no participar, proponer o desarrollar proyectos nuevos que implican riesgos y poco reconocimiento.

En primer escenario, al no existir presupuestos bien definidos, no se asignan recursos específicos para la innovación disruptiva (algunos tienen minúsculos departamentos de desarrollo que cuentan con presupuestos operativos, pero no de implementación). La innovación sostenible se transfiere a los departamentos de marketing y ventas, mismos que deben destinar fondos de sus propios presupuestos y destinar el poco tiempo remanente de la operación para ejecutar esta innovación.

Por último, en la innovación de eficiencia, ésta se convierte en responsabilidad de las plantas de manufactura o los departamentos operativos de servicio, mismos que deben, igual que en el caso anterior, destinar el poco tiempo remanente de la operación para ejecutar esta innovación.

El segundo escenario radica en la cultura de las empresas. Crear o proponer proyectos innovadores representan para los empleados un riesgo; se convierten en responsables de un proyecto que, en caso de fracasar, serán ellos quienes deban responder e incluso se pondrá en riesgo su puesto; y si es exitoso, probablemente sea el superior quien lo aprobó, quien reciba la mayor parte del crédito.

Conclusión

En resumen, la innovación es la única forma en la cual se consigue crecimiento dentro de las grandes empresas; no es sorpresa que, en empresas como Volkswagen, Samsung, Intel o Microsoft, más del 10 por ciento de sus ingresos se aplica en innovación.

Sin embargo, para ello es fundamental contar con una estructura fondeada que permita a la empresa, de forma ágil, crear, administrar y desarrollar sus distintas áreas de innovación.

El basar el crecimiento de las empresas únicamente en expansión de mercados y en innovaciones de eficiencia da como resultado un crecimiento menor al dos por ciento; otro error común es el que comenten las empresas, cuando en tiempo de crisis, el presupuesto de innovación es reducido, lo que provoca un desaceleramiento en la recuperación, independientemente de las condiciones macroeconómicas.

Las empresas, aun y cuando la variación entre distintas industrias es grande, deberían destinar al menos el 1% de su presupuesto a innovación; las empresas exitosas tienen claro que sin innovación no hay crecimiento.

El termino innovación debe de ser utilizado de forma clara y conceptualizada, de otra forma en la mayoría de los casos las empresas que creen que están innovando realmente están llevando a cabo mejoras continuas que no impactan el crecimiento. Lo mismo sucede con el término disruptivo, el concepto es muy claro, y no debe usarse para definir algo nuevo, distinto o innovador; un disruptor es inherentemente tecnológico, eficiente y sustituyen una práctica anterior.

Fuente: Pablo G. Lascuráin / Forbes