No, la fruta no engorda, ni tomándola para cenar ni en ningún otro momento del día

Nada de fresas por la noche, aunque estén de temporada. Ni de plátanos al desayunar. ¿Se ha puesto mala toda esa fruta? No, no es eso. ¿Tienen algún efecto perjudicial para el cuerpo a determinada hora, como dar comida a los gremlins después de medianoche? Tampoco. En realidad, son mitos que llevan con nosotros mucho tiempo y que cuesta desterrar. Sea por la mañana, por la tarde o por la noche, en ayunas o de postre, son buenas y no engordan, como dice el bulo. Y te explicamos por qué.

Para empezar, la fruta, con todo su aporte de fibra, es muy saciante. Esta saciedad puede servir para dietas de control de peso, en las que se quiere reducir la ingesta de comida. Por tanto, no solo no te servirá para adelgazar o mantenerte, sino que además reducirá las ganas de comer otros alimentos menos sanos. Además, su aporte de agua, minerales o vitaminas ayudará a nuestra salud. Por la mañana o por la noche, como veremos a continuación.

Nada de fruta por la noche

Volvamos al melón del que hablábamos al comienzo. Según la Fundación Española de la Nutrición, una ración de 300 gramos tiene 50 kilocalorías. Y no especifica que esa cifra cambie por la mañana, por la tarde o por la noche. Y lo mismo pasaría con cualquier otra fruta que queramos comer antes de ir a la cama. Así que no, la fruta fresca y entera no engorda más por la noche ni varía sus calorías a lo largo de las 24 horas de una jornada.

Quizá este mito se deba a que tengamos dificultades para hacer la digestión o nos cueste conciliar el sueño tras una comida copiosa. Ahí, cada uno se conoce bien a sí mismo y sabe qué alimentos le sientan bien y cuáles no. Por tanto, si decides no comer fruta por la noche que sea porque no te apetezca o creas que te hace mal, pero no por miedo a engordar.

Sí, la fruta tiene azúcar

Otra de las razones por las que escucharás que la fruta engorda es por los azúcares que tiene en su interior. Y azúcar tiene, sí, pero no es el mismo azúcar que incluyen batidos, natillas e incluso embutidos. La fruta contiene azúcares naturales, como la fructosa, que van acompañados de los nutrientes que mencionábamos al comienzo. Así, no corremos riesgo de desarrollar diabetes si comemos fruta.

Pero cuidado, hay un azúcar de la fruta que no te conviene. Se trata de los azúcares libres de la exprimida. Cuando te haces un zumo de naranja por la mañana, además de perder toda la valiosa fibra y pulpa, obtienes dichos azúcares libres que se ingieren rápidamente en el sistema digestivo. Al entrar en él, se genera más insulina, que se puede traducir en problemas de salud, tal y como recordaba a EL ESPAÑOL Antonio R. Estrada, creador de Sinazucar.org.

Además, pueden ser los causantes de una caries si no tienes una higiene dental adecuada. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos afirmaba que un vaso diario de 360 mililitros de zumo casero significaba entre cinco y siete kilos de peso extra al año. Y mejor no hablamos de los zumos industriales, que tienen azúcares añadidos.

No, la fruta tampoco engorda después de cenar

Al parecer, el mito de que la fruta después de cenar tiene que ver con algo que se recomendaba en los años 70 en España: comer fruta antes de las comidas principales para saciarse y así ingerir menos alimentos después, con el fin de adelgazar. A partir de ahí se extendió el mito de que, si antes de comer servía para perder peso, después de tomarse la sopa, la ensalada o el filete debía servir para lo contrario. Pero ya hemos visto que, si da igual el momento del día en que se ingiera, también lo da el momento del almuerzo o la cena. Así, puedes incluir trozos de mango, fresa o melocotón en tus ensaladas y guarniciones, que le darán un atractivo de sabor y color a tus platos.

Por otra parte, si tu preocupación es engordar, tu alternativa a la fruta fresca como postre no puede ser un lácteo ultraprocesado que esté lleno de azúcares. Elige tu fruta favorita y a disfrutarla. Y si no te apetece en ese momento, para la hora de la merienda o para picar entre horas.

Algunos estudios han certificado cómo una alta ingesta de frutas y verduras ha ayudado a perder peso. Por ello, si tomamos fruta no debemos tener miedo a engordar y, además, estaremos ayudando al cuerpo a mantenerse sano y a protegerse ante muchas enfermedades. Aprovecha para escoger producto de temporada y de cercanía y además estarás contribuyendo a mejorar tu entorno. Todo son ventajas.

Fuente: elespanol.com