Los voluntarios chinos que intentan destapar la verdad sobre el coronavirus
Muchos ciudadanos no confían en la información difundida por el Gobierno chino y temen que las autoridades silencien testimonios reales. A pesar del riesgo, estos jóvenes rastrean la web en busca de información veraz y la comparten, mientras en Occidente cunde el pánico por las noticias asiáticas
Cuando Linda entró en la red social china Weibo la semana pasada, vio una curiosa publicación del periódico controlado por el estado chino People’s Daily. Según el medio, la provincia de Hubei (China) había añadido 100.000 camas para poder manejar el nuevo coronavirus que está sembrando el pánico en todo el mundo. El número resultaba extraño si se tenía en cuenta que los informes oficiales afirmaban que solo había unos pocos miles de personas infectadas. Así que la gente no tardó en responder con preocupación. La cuenta de People’s Daily eliminó rápidamente la publicación y la etiqueta asociada.
Linda hizo una captura de pantalla y la guardó (nos ha pedido que usemos un seudónimo porque teme por las represalias de las autoridades chinas. Para verificar su identidad, le pedimos que nos enviara información de las cuentas que usa para publicar su trabajo). Linda vive en el norte de China, pero es originaria de Wuhan, la capital de Hubei que precisamente es el epicentro del brote. Ella había estado en la ciudad durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar, pero regresó a casa el 22 de enero. A principios de mes empezó a recopilar información sobre el virus para compartirla con su familia; en aquel entonces estaban “muy relajados” sobre esa situación.
Pero cuando la preocupación en todo el mundo empezó a crecer, decidió dedicar más tiempo a recopilar, traducir y archivar información como una forma de servicio público. Se sabe que el Gobierno chino suele censurar a sus ciudadanos. De hecho, ya ha eliminado muchas publicaciones que critican su gestión del brote, así como testimonios de personas afectadas por el virus. Linda admite: “Temía que [estas cuentas] desaparecieran y que nadie hablara de las experiencias de las personas. Solo quiero mantener un archivo emocional de algún tipo para las personas que piden ayuda y se ven afectadas, en su mayoría pacientes y trabajadores médicos”. No todo en el archivo será exacto, y ella es consciente del riesgo, pero tampoco todo lo publicado en los canales gubernamentales ha sido cierto.
Linda dedica varias horas diarias a recopilar los comunicados oficiales y los de las cuentas personales a través de redes sociales como Weibo, WeChat y Douban. Luego los traduce o subtitula al inglés y los publica en Imgur, Reddit, Twitter y YouTube. Aunque asegura que es “una especialista en redes sociales bastante poco cualificada”, algunas de sus traducciones han recibido más de 100.000 visitas.
Desde que se registraron los primeros casos en Wuhan a finales de diciembre, el virus ha infectado a casi 12.000 personas, matando a más de 200, y se ha extendido a al menos 20 países. En un acto sin precedentes, los residentes de Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes, y de las localidades circundantes han sido puestos en cuarentena. Esa cuarentena afecta a más de 50 millones de personas.
Verificar la información en una situación que cambia rápidamente siempre es complicado, pero resulta especialmente preocupante en un país en el que no existe libertad de prensa y los ciudadanos no están seguros de si las autoridades dicen la verdad. “Hay una razón clara por la cual la gente no confía en el Gobierno”, subraya la investigadora china en Human Rights Watch Yaqiu Wang. Mucha gente recuerda la falta de transparencia durante el brote de SARS en 2003. Durante el terremoto de 2008 en Sichuan (China), la gente que intentaba contar la verdad fue encarcelada, agrega Wang, y “a principios de [este] enero, las personas que intentaban contar la historia [del virus] fueron citadas a comparecer ante la policía por la propagación de rumores”.
Recientemente, los medios estatales chinos difundieron una imagen falsa del hospital que supuestamente se estaba construyendo en Wuhan. Hay muchos engaños que el Gobierno intenta anular, pero también existen motivos para temer que la situación sea peor de lo que dicen las autoridades. En este escenario, la línea entre la paranoia y la desconfianza justificada puede ser muy fina. A medida que los rumores y las imágenes aterradoras se difunden por todo el mundo, los ciudadanos de China continental y Hong Kong están empezando a tomar medidas.
Pequeñas redes de noticias
Mientras Linda se preocupa por crear un archivo de testimonios que podrían acabar eliminados, otros gestionan miniforos de noticias en grupos de chat cerrados. El joven de 17 años de Hong Kong Andy Tang es el administrador de un grupo de WhatsApp llamado GloNews Room (“sala de noticias globales”). Las aplicaciones de mensajería cerrada como WeChat, WhatsApp y Telegram se han convertido en formas cada vez más populares para mantenerse al día, dada la desconfianza en las fuentes oficiales. La forma en la que se organizan y el hecho de que parecen aplicaciones de comunicación privada para amigos, hacen que las personas piensen que se trata de un medio más fiable, según Tang. Le gusta WhatsApp porque los miembros pueden recibir notificaciones instantáneas de sus actualizaciones.
Los amigos de Tang empezaron a añadir a otros amigos, especialmente durante las protestas de Hong Kong a principios de este año, y GloNews Room ahora tiene alrededor de 80 miembros. Tang, que ha estado cubriendo el tema del virus desde finales de diciembre, dedica un par de horas al día a repasar los titulares. Crea resúmenes o comparte enlaces directamente, a veces añadiendo sus propios gráficos. Parte del trabajo consiste en desacreditar los rumores al compararlos con otras fuentes, como un vídeo de personas comiendo murciélagos que se hizo hace unos años y que no está relacionado con el brote actual, explica.
Dos miembros de GloNews Room, los adolescentes de Hong Kong Ken Chung y Ronald Lam, decidieron crear una versión pública de las actualizaciones: un mapa en tiempo real del virus, acompañado de los titulares de las principales fuentes de noticias. La mayoría de los mapas similares fueron creados por los medios chinos, afirma Chung, pero no había muchos en inglés o en chino tradicional. Por eso él, Lam y otro amigo crearon su propio mapa en ambos idiomas e intentan actualizarlo cada 15 minutos. En menos de una semana, el sitio ha obtenido un millón de usuarios y 10 millones de visitas, desde Asia (especialmente del sudeste asiático), América del Norte y Europa.
¿Verdad o mentira?
Todos los que intenten comprender la información sobre el coronavirus deben lidiar con la falta de transparencia. Linda afirma que tiene que equilibrar su desconfianza en los informes gubernamentales con el escepticismo sobre las publicaciones que encuentra. Los moderadores de un subreddit al principio eliminaron algunas de sus publicaciones porque no habían sido confirmadas por una fuente de noticias “reconocida internacionalmente”. Pero ese tipo de verificación es imposible para las cuentas personales que guarda, que pasan por grupos cerrados.
Linda verifica siempre que puede. Por ejemplo, encontró algunas publicaciones de un grupo de antiguos alumnos y comprobó todos los nombres para asegurarse de que esas personas realmente existen. También sospecha de los muchos vídeos de personas que colapsan. La joven afirma: “Le digo a la gente que deben ser tomados con cautela”, e intenta dejar en claro que muchas de sus publicaciones no están confirmadas, pidiendo a otros que la avisen si algo les parece cuestionable. Aun así, el riesgo de difundir información falsa es real, al igual que existe el riesgo de que el Gobierno elimine algunas publicaciones válidas.
Tang no se fía de los medios oficiales chinos, pero sí confía en fuentes como CNN, BBC, AP y AFP. Pero no todos opinan igual. El grupo de voluntarios A2N se basa en gran medida en las noticias oficiales, ya que recopila informes oficiales e información científica para su publicación en Weibo. Su lista de fuentes creíbles incluye informes hospitalarios, People’s Daily y la publicación empresarial Caixin. Las pautas de A2N destacan que solo publicarán información verdadera, lo que aclaran que no necesariamente significa absolutamente correcta, solo creíble y rastreable. (A2N no respondió a nuestras solicitudes de comentarios).
Claramente hay poco consenso sobre qué se considera una noticia fiable en este momento, aparte de los medios extranjeros independientes. Por eso resulta irónico que mientras muchos occidentales están preocupados por los mensajes fuera de contexto procedentes de Asia, las personas en China continental y Hong Kong tratan de luchar contra la información falsa buscando la verdadera en las convencionales fuentes occidentales.
La investigadora de Human Rights Watch Yaqiu Wang destaca que lo mejor que el Gobierno chino podría hacer para reestablecer esa confianza es dejar que los periodistas independientes hagan su trabajo. Es poco probable que eso suceda, pero “cuando no hay medios independientes capaces de informar independientemente, ¿qué se puede hacer?”, pregunta Wang. “Crear capturas de pantalla, hacer lo que se pueda. La información se debe conseguir”, concluye.
Fuente: technologyreview.es