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El virus silencioso que lleva milenios matándonos

El de la hepatitis B es uno de los virus más letales de la historia. En la actualidad infecta crónicamente a 257 millones de personas y en 2015 el patógeno mató a 887.000 pacientes a causa de complicaciones asociadas, según datos de la OMS. Este virus se multiplica en el hígado y basa su éxito en su capacidad de pasarle inadvertido al sistema inmune y de refugiarse en este órgano. A pesar de ser un virus tan importante, se sabe poco sobre sus orígenes, y de hecho el virus de la hepatitis B más antiguo fue encontrado en una momia del siglo XVI.

Pero las cada vez más potentes y baratas tecnologías de secuenciación están permitiendo a los científicos dos cosas muy importantes: por una parte recuperar genomas (conjuntos de genes) de personas que vivieron en el pasado y, por otra, leer ahí las secuencias de los virus de entonces. Gracias a esto, dos estudios acaban de reconstruir parte del que podría ser el pasado del virus de la hepatitis B. Los avances sugieren que este virus ha estado con el hombre al menos desde el nacimiento de la civilización.

Una investigación dirigida por Eske Willerslev, investigador en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y publicada en Nature, ha detectado las huellas del virus de la hepatitis B en 12 personas que vivieron hace 4.500 a 1.500 años, después de secuenciar los genomas de 304 personas que vivieron en la Edad del Bronce, la Edad del Hierro y la Edad Media.

Los investigadores han comparado las secuencias del ADN de estos antiguos virus con los actuales, y han tratado de estimar así cuál puede ser la antigüedad de este virus, si su tasa de cambio fuera constante. Así, han estimado que el nacimiento del virus se produjo hace 21.000 a 8.600 años.

Al mismo tiempo, un estudio dirigido por Johannes Krause, investigador del Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia Humana en Jena (Alemania), y publicado en eLife, ha detectado huellas del virus de la hepatitis B en los dientes de tres esqueletos humanos del año 5.000 a 3.200 antes de Cristo y enterrados en varios yacimientos alemanes. A partir de esto, pudieron reconstruir parcialmente los genomas de los virus, en las que son las reconstrucciones más antiguas de virus hechas hasta la fecha.

Esta investigación ha revelado que el virus estuvo circulando por Europa desde hace al menos 7.000 años. También ha mostrado que las cepas del virus antiguas detectadas pertenecen a linajes extintos del patógeno, y que hoy en día son más próximos a los virus de hepatitis B que infectan a chimpancés y gorilas. Los autores han concluido que el virus no ha cambiado mucho en los últimos 500 años, aunque antes su historia fue más compleja.

¿De dónde viene?

La explicación más común dice que el virus de la hepatitis B humano pudo surgir en África. Allí pudo ”saltar” entre varios grupos de primates, humanos, chimpancés y gorilas, por el contacto entre personas y carne contaminada. Después, las oleadas de salida de África de los humanos pudieron arrastrar consigo a este virus, lo que permitió que se diferenciase de los virus de los otros primates.

Pero los hallazgos de Willerslev sugieren que el virus pudo aparecer en Europa, Asia e incluso América, y desde allí extenderse a humanos y otros primates de África, justo coincidiendo con un momento en que aparecieron rutas comerciales y las poblaciones humanas tenían más entidad.

El virus sigiloso

El investigador Hendrik Poinar, genetista de la Universidad Mcmaster (Canadá) y no implicado en estas investigaciones, ha dicho en Sciencemag.com que estas ideas son muy especulativas. “Es muy arriesgado decir algo sobre el momento en que apareció el virus de la hepatitis B”. Sin embargo, ha resaltado que muestran un fragmento de una larga historia: “Esta interacción entre virus y humanos ha sido una dinámica que ha tenido lugar durante milenios”.

Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto de la Universidad Pompeu Fabra y del CSIC, ha destacado las investigaciones porque “nunca antes se habían recuperado genomas de esta antigüedad”. Ha añadido que “este tipo de estudios abren la puerta a reconstruir historias hasta ahora desconocidas de interacciones entre los humanos y los causantes de sus enfermedades”.

El investigador Urtzi Garaigorta, científico del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC) especializado en el virus de la hepatitis B ha explicado que en principio este tipo de estudios evolutivos no contribuyen a encontrar nuevas armas contra el virus. “Es interesante saber de dónde vienen y cómo interaccionan con los huéspedes, pero para poder usar esto para identificar nuevas dianas, es necesarios que esos virus investigados estén circulando hoy en día, y no hace miles de años”.

Este científico también ha explicado por qué, si hay una vacuna muy eficaz contra el virus de la hepatitis B, hay tantas infecciones. El problema aparece en niños que no pueden ser vacunados o e personas que se infectaron antes de ser vacunados. En algunos casos, cuando se produce la infección y el sistema inmune está debilitado, la infección del virus se cronifica. Los tratamientos permiten reducir la presencia de patógenos en sangre, pero el virus queda oculto en el hígado. En concreto, su material genético queda escondido dentro de las células y no es detectado por las defensas del organismo. “Es un virus sigiloso. Pasa inadvertido para las células”. Al mismo tiempo, aumenta las probabilidades de sufrir complicaciones hepáticas o incluso cáncer. Todo apunta a que ha estado atacando al hombre durante muchos milenios.

Fuente: abc.es/ciencia