El fósil de un pollito de 127 millones de años ilustra la evolución aviar en la era de los dinosaurios

El pequeño fósil de un pajarito prehistórico está ayudando a los científicos a entender cómo los primeros avianos llegaron al mundo en la era de los dinosaurios. El fósil, que data de la Era Mesozoica (hace entre 251 y 66 millones de años), es un pollito de un grupo de aves prehistóricas llamadas Enantiornithes.

Compuesto por un esqueleto casi completo, el espécimen se encuentra entre los fósiles aviares mesozoicos más pequeños jamás descubiertos. Mide menos de cinco centímetros, más pequeño que el dedo meñique de una mano humana promedio, y pesaba solo 85 gramos cuando estaba vivo.

Lo que hace que este fósil sea tan importante y único es el hecho de que murió poco después de su nacimiento. Esta es una etapa crítica en la formación del esqueleto de un pájaro. Eso significa que la vida extremadamente corta de esta ave ha dado a los investigadores una rara oportunidad de analizar la estructura y el desarrollo óseo de la especie.

Estudiar y analizar la osificación -el proceso de desarrollo de los huesos- puede explicar mucho sobre la vida de un ave joven, según dicen los investigadores. Puede ayudarlos a comprender todo, desde si puede volar o si necesita quedarse con sus padres después de la eclosión o puede sobrevivir por sí mismo.

“La diversificación evolutiva de las aves ha resultado en una amplia gama de estrategias de desarrollo de crías y diferencias importantes en sus tasas de crecimiento. Al analizar el desarrollo óseo, podemos observar toda una serie de rasgos evolutivos”, explica el autor principal del estudio, Fabien Knoll, del Centro Interdisciplinario para la Vida Antigua de la Universidad de Manchester (ICAL), Escuela de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente, y ARAID-Dinópolis en España.

Uso de la radiación sincrotrón

Dado que el fósil es tan pequeño, el equipo usó la radiación sincrotrón para representar el diminuto espécimen en un nivel “submicrométrico”, observando las microestructuras de los huesos con extremo detalle.

Según indica Knoll, las nuevas tecnologías ofrecen a los paleontólogos capacidades sin precedentes para investigar los fósiles. “Aquí aprovechamos las instalaciones más modernas del mundo, incluidos tres sincrotrones diferentes en Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos”, dice.

Los investigadores descubrieron que el esternón del pajarito (hueso de la coraza) todavía estaba compuesto principalmente de cartílago y aún no se había convertido en hueso sólido y duro cuando murió, lo que significa que no habría podido volar.

Los patrones de osificación observados en esta y en las otras pocas aves enantiornitinas muy jóvenes conocidas hasta la fecha también sugieren que las estrategias de desarrollo de este grupo particular de aves antiguas pudieron haber sido más diversas de lo que se pensaba anteriormente.

Falta de desarrollo óseo

Sin embargo, el equipo afirma que su falta de desarrollo óseo no necesariamente significa que la cría fue demasiado dependiente de sus padres para el cuidado y la alimentación, un rasgo conocido como “altricial”. Las especies modernas como las agapornis son altamente dependientes de sus padres cuando nacen.

Otros, como los pollos, son altamente independientes, rasgo que se conoce como “precocial”. Sin embargo, este no es un problema ‘en blanco y negro’, sino más bien un espectro, de ahí la dificultad para aclarar las estrategias de desarrollo de las especies de aves desaparecidas hace mucho tiempo.

Luis Chiappe, del Museo de Historia Natural de Los Ängeles y coautor del estudio, señala que este nuevo descubrimiento, junto con otros de todo el mundo, permite echar un vistazo al mundo de las aves antiguas que vivieron durante la era de los dinosaurios. “Es increíble darse cuenta de cuántas de las características que vemos entre las aves vivientes ya se habían desarrollado hace más de 100 millones de años”, concluye.

Fuente: rtve.es