Los coches eléctricos y autónomos gritarán a los peatones para evitar atropellarlos

Si te has puesto al volante de uno de esos coches eléctricos compartidos (de Car2Go, Emov o cualquier otra empresa de ‘carsharing’) que están conquistando poco a poco el centro de Madrid, hay algo que, sin duda, te habrá llamado la atención: cuando atraviesas calles con aceras estrechas, de esas en las que los peatones suelen invadir la calzada, la gente no se aparta.

Lo normal sería que, a medida que te acercas, se fueran retirando. No lo hacen. Cuando tocas el claxon y se asustan, alguna variante de este comentario es lo que sigue: “Dichosos coches eléctricos. No se les oye venir”. Si has sido el viandante de la anécdota, lo habrás pensado: que los coches eléctricos no emitan ruido alguno puede resultar peligroso.

El mayor riesgo se da, precisamente, en los tramos en los que el automóvil va despacio. Cuando sale de un paso de peatones o un semáforo, cuando da marcha atrás, cuando recorre calles estrechas…

Las cifras lo demuestran. A 0 km/h, un coche tradicional emite un ruido de unos 50 decibelios; uno híbrido, nulo. A unos 10 km/h, el vehículo de combustión emite cerca de 58 decibelios; el híbrido, unos 50. El valor se vuelve casi idéntico a los 20 km/h: ambos emiten alrededor de 60 decibelios.

Y este problema no hará otra cosa que agravarse cuando se generalicen los coches sin conductor, pues además de ser eléctricos carecen de un humano al volante que pueda avisar de viva voz al peatón indefenso. Si piensas en las personas con alguna discapacidad visual, que tampoco pueden ver el coche, la cosa ya se pone verdaderamente peliaguda.

Autoridades de todo el mundo llevan tiempo analizando esta cuestión y han comenzado a aprobar regulaciones que obligan a los coches híbridos y eléctricos -con o sin conductor- a emitir algún tipo de sonido que advierta sobre su presencia.

La medida que aprobó el Parlamento Europeo exigía a los fabricantes que incluyan la alerta acústica antes del 1 de julio de 2019. En Estados Unidos, el regulador ha puesto como fecha límite el 1 de septiembre de ese mismo año. También la rama competente de Naciones Unidas ha aprobado una regulación al respecto.

Así las cosas, fabricantes tradicionales, nuevos gigantes como Tesla y tecnológicas que impulsan los vehículos sin conductor como Google o Uber se están viendo obligadas a encarar un problema que pocos habían anticipado.

Precisamente, el gigante de internet, que ahora engloba sus proyectos alrededor del coche autónomo bajo la marca Waymo, es uno de los pocos que han dado a conocer sus planes de futuro en este sentido.

En un informe publicado hace unos meses, la compañía detallaba sus ideas para cumplir con la regulación y, de paso, darle un toque original a los sonidos de sus robots de cuatro ruedas.

“Hemos diseñado el zumbido de nuestro vehículo para que resulte familiar a los peatones y ciclistas […] Nuestro prototipo imita las características de sonido de los coches tradicionales”, explican en el documento. “Pero también queríamos añadir un poco de personalidad y crear una voz única para nuestro coche autoconducido […] Los vecinos nos dicen a menudo que el prototipo les parece amigable y un poquito futurista, y es como nosotros esperamos que suene”.

En la misma línea, los ingenieros de Nissan han buscado referentes en la ciencia ficción para configurar la personalidad sonora de sus coches híbridos y eléctricos. En su caso, la elección ha sido “un sonido agudo que recuerda a los coches voladores de ‘Blade Runner’”.

Empieza a escucharse en cuanto el coche arranca y se mantiene hasta alcanzar los 20 km/h, punto en que el vehículo produce por sí solo suficientes decibelios para que su presencia no pase inadvertida.

Una filosofía similar mantienen los responsables de Arkamys, una compañía francesa con 15 años de experiencia en el procesamiento de sonidos (para móviles, para sistemas de domótica) que ahora ha decidido centrar buena parte de sus esfuerzos en los coches del futuro.

El funcionamiento de su sistema AVAS (Acoustic Vehicle Alerting System), que ya se ha incorporado a los modelos más recientes de Hyundai, se pudo comprobar con un Tesla Model X durante la pasada edición del CES de Las Vegas, en enero.

La idea es ofrecer a sus clientes un perfil sonoro más innovador y futurista.

“No diría que el fabricante de coches quiera el sonido de un coche de combustión”, afirma Philippe Tour, el CEO de la firma gala.

“Ni siquiera estoy seguro de que deba parecerse a algo que ya conozcamos”, añade.

Se refiere a sonidos que cambian con la velocidad, que se adaptan al entorno o incluso que varían en base a factores como la presencia o no de peatones en las proximidades del vehículo. También a la posibilidad de que el vehículo se comunique con palabras, como si fuera el KITT de Michael Knight en ‘El coche fantástico’.

Así podría comunicarse con su dueño, los peatones y otros conductores a través de los altavoces cuando fuera necesario.

Google pretende hacer lo mismo con el claxon de su robot de cuatro ruedas.

“Nuestro ‘software’ de conducción autónoma está diseñado para reconocer las situaciones en las que tocar la bocina puede advertir a otros conductores de nuestra presencia”, aseguran.

“Nuestro objetivo es enseñar a nuestros coches a pitar como un conductor paciente y experimentado […] Esperamos que también sean capaces de predecir cómo van a responder los otros conductores a un pitido en diferentes situaciones”.

Para ello han entrenado a sus vehículos durante meses, hasta que han demostrado ser capaces, incluso, de utilizar distintos tipos de pitido en base a las circunstancias:

“Si otro vehículo está dando marcha atrás lentamente hacia nosotros, podríamos hacer sonar el claxon un par de veces, cortas y suaves, como un recordatorio amistoso de que estamos detrás. Sin embargo, si la situación requiere más urgencia, usaríamos un bocinazo alto y prolongado”.

Los fabricantes tienen poco tiempo para decidir estas cuestiones. Las fechas límite de la Unión Europea y los Estados Unidos para incorporar el aviso acústico en los coches híbridos y eléctricos, con o sin conductor, están a la vuelta de la esquina.

A finales de 2017, cuando todo haya entrado en vigor, las calles de las grandes ciudades sonarán un poco diferentes.

Fuente: tecnoxplora.com