Un estudio sugiere que ciertas plantas recuerdan experiencias pasadas para orientar sus órganos
¿Puedes recordar qué hiciste ayer? Si no, tal vez deseas tomar clases con la especie Nasa poissoniana, una planta que florece en forma de estrella, originaria de los Andes peruanos, que tiene un conjunto de habilidades poco comunes.
Estas plantas pueden agitar de manera gimnástica sus estambres —los órganos que usan para la fertilización— para maximizar la distribución de su polen. Lo que es más sorprendente: plantas individuales pueden ajustar el momento de estos movimientos a partir de sus experiencias previas con los polinizadores, como sugiere un estudio publicado el mes pasado en Plant Signaling and Behavior. En otras palabras, recuerdan el pasado e intentan repetirlo.
El descubrimiento se une a otros que recientemente han ampliado el panorama sobre lo que las plantas pueden sentir, aprender y hacer. El estudio, aunque pequeño y preliminar, “presenta un nuevo sistema prometedor e intrigante para estudiar la memoria de las plantas”, dijo Peter Crisp, un genetista de plantas en la Universidad de Minnesota que no estuvo involucrado.
Nasa poissoniana pertenece a una familia de plantas llamada Loasoideae. Son conocidas por sus flores policromáticas, así como por los “realmente dolorosos” pelos urticantes en sus estambres, dijo Tilo Henning, uno de los principales autores del estudio.
Henning, un investigador en el Jardín Botánico y Museo Botánico en Berlín, ha estado trabajando con Loasoideae desde hace dos décadas, junto a su colaborador Maximilian Weigend de la Universidad de Bonn, en Alemania. Desde el principio, “la complejidad de las flores” los emocionaron, dijo Henning. Al igual que su tendencia hacia la haptonastia, o el movimiento por estímulo.
Mientras que otras plantas pueden plegar sus hojas o catapultar sus semillas, muchas especies de Loasoideae mueven sus estambres: filamentos largos y delgados que son cubiertos con polen. Los estambres de Loasoideae comienzan extendidos, reunidos en grupos y metidos dentro de los pétalos de la flor. Durante el transcurso de la vida de la flor, los estambres individuales cuelgan uno por uno hacia el centro de la flor, donde lucen erguidos y ofrecen polen fresco a los insectos visitantes.
Toma menos de tres minutos para que el estambre de una Loasoideae se mueva desde afuera hacia el interior: es ágil en términos botánicos. En ciertas especies, este movimiento puede ser provocado por luz y temperatura, o por los polinizadores mismos. Cuando una abeja hurga alrededor del centro de la flor en busca de néctar, pone en movimiento el siguiente estambre para que se coloque, listo para otra abeja o el regreso de la misma. De esta manera, las flores maximizan sus oportunidades de transferir polen a muchas flores diferentes.
Para este estudio reciente, los investigadores dividieron a la Nasa poissoniana en varios grupos. “Polinizadores” —en este caso, humanos con instrumentos— visitaron al primer grupo cada quince minutos y sacudieron las partes de las flores que contienen polen. Sacudieron al segundo grupo cada 45 minutos. Otros grupos fueron dejados en paz, para que sirvieran como grupos de control.
Al día siguiente, los investigadores observaron las flores. Aquellas que habían sido visitadas cada quince minutos planearon para ese horario, al colgar nuevos estambres más rápido y más a menudo. El segundo grupo fue más perezoso, y su concentración de estambre fresco llegó a su punto más alto a los 45 minutos. Las plantas “anticipaban el regreso de los polinizadores”, dijo Henning, que espera que otros miembros de la familia Loasoideae también tengan este talento.
Heidi Appel, una especialista en conducta de las plantas en la Universidad de Toledo, dijo que el estudio “brinda otro gran ejemplo de qué tan exquisitamente están sincronizadas las plantas con su ambiente”. Sin embargo, evitó usar la palabra “inteligente” u otros términos que podrían antropomorfizar la conducta de las plantas.
Ya sea que uses tales adjetivos para estas plantas o no, Henning dice que desea saber por qué estas lo intentan con tanto esfuerzo.
Fuente: NYT