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Lo que revelan las autopsias de los pacientes COVID-19

En los cinco meses que han transcurrido desde que surgió en Wuhan, China, a finales de diciembre, el coronavirus ha matado a unas 360.000 personas en todo el mundo

Cada día, los científicos conocen un poco más al COVID-19. Muestra de ello son los hallazgos de un equipo de patólogos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Louisiana (LSU Health New Orleans), que realizaron una serie de autopsias a personas que murieron por el nuevo coronavirus en Estados Unidos.

Los investigadores, que publican sus resultados en la revista The Lancet Respiratory Medicine, aseguran que esta información ayudará a tomar decisiones respecto al manejo de pacientes infectados con el nuevo coronavirus.

“Descubrimos que los pequeños vasos y capilares en los pulmones estaban obstruidos por coágulos sanguíneos y hemorragias asociadas que contribuyeron significativamente a la descompensación y la muerte en estos pacientes”, señala Richard Vander Heide, director de Investigación de Patología de la Escuela de Medicina de la LSU Health New Orleans y autor principal del trabajo.

“También encontramos niveles elevados de dímeros D, fragmentos de proteínas involucradas en la descomposición de los coágulos sanguíneos. Lo que no vimos fue miocarditis o inflamación del músculo cardíaco , que los informes preliminares sugieren que contribuyen significativamente a la muerte por COVID-19”, añade el investigador.

Los patólogos realizaron autopsias a pacientes afroamericanos de entre 40 y 70 años, con hipertensión, obesidad, diabetes tipo II dependiente de insulina y enfermedad renal crónica como comorbilidades.

Los autores explican que estas personas acudieron a los servicios hospitalarios entre tres días y una semana después de desarrollar tos y fiebre, y que sufrieron descompensación respiratoria repentina o colapso en su casa.

Durante su atención, las radiografías de tórax mostraron “opacidades bilaterales de vidrio esmerilado”, lo que se relaciona con el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).

Los patólogos revelan que, si bien hallaron el mismo daño generalizado en las estructuras pulmonares involucradas en el intercambio de gases registrado en la epidemia del SARS en 2003, la nueva coagulación de vasos pequeños es una señal específica relacionada al SARS-CoV-2.

El estudio fue realizado en las instalaciones del Centro Médico de la Universidad de Nueva Orleans, uno de los pocos centros de Estados Unidos que cumple con los estándares de los CDC para realizar autopsias de personas con COVID-19 con seguridad.

“Los resultados también pueden ser aplicables a un grupo demográfico más amplio que experimente la enfermedad grave por COVID-19. El manejo de estos pacientes debe incluir terapia para atacar estos mecanismos patológicos”, afirma Heide.

“Las implicaciones clave de nuestro estudio incluyen el descubrimiento de un mecanismo para la patología severa dentro de la población afroamericana, probablemente extensible a todas las personas con enfermedad grave, y posiblemente un objetivo para el tratamiento terapéutico inmediato”, añade.

En los cinco meses que han transcurrido desde que surgió en Wuhan (centro de China) a finales de diciembre, el coronavirus ha matado a unas 360.000 personas y ha infectado a más de 5,8 millones.

Fuente: elcomercio.pe