CienciaDestacada

La ciencia revela nuevos datos del misterioso niño prehistorico de Portugal y aparece el término ‘híbrido’

Más de dos décadas después de su descubrimiento, el famoso “Niño de Lapedo” vuelve a ser protagonista en el mundo de la arqueología. Gracias a una innovadora técnica de datación por radiocarbono, un equipo internacional de científicos ha logrado establecer con mayor precisión la antigüedad de este esqueleto infantil, considerado uno de los hallazgos más enigmáticos del Paleolítico europeo.

El esqueleto fue descubierto en 1998 en el abrigo rocoso de Lagar Velho, en el valle de Lapedo, cerca de Leiria, Portugal. Desde entonces, ha sido objeto de intensos debates científicos debido a sus características anatómicas mixtas: mientras que el cráneo y la mandíbula presentan rasgos de Homo sapiens moderno, los huesos de las piernas son cortos y robustos, similares a los de los neandertales.

Durante años, los intentos de datar con precisión los restos se vieron frustrados por la mala conservación del colágeno óseo y la contaminación de las muestras. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por la Universidad de Oxford ha logrado superar estos obstáculos mediante una técnica avanzada que aísla aminoácidos específicos, minimizando los efectos de la contaminación y permitiendo una datación más fiable.

Bethan Linscott, investigadora principal del estudio, explicó que “la clave fue centrarse en aminoácidos individuales del colágeno, lo que nos permitió obtener una señal radiocarbónica más limpia y precisa”. Esta metodología podría aplicarse ahora a otros restos humanos antiguos, abriendo nuevas posibilidades para reconstruir la cronología de la ocupación humana en Europa.

Cuando el “Niño de Lapedo” salió a la luz a finales de los años noventa, su interpretación como un posible híbrido entre humanos modernos y neandertales, así como el elaborado ritual funerario que lo acompañaba, fueron recibidos con considerable escepticismo por parte de la comunidad científica. Este hallazgo se produjo casi una década antes de que se lograra secuenciar por primera vez el genoma neandertal, un avance que transformaría radicalmente nuestra comprensión sobre el mestizaje entre ambas especies. Hoy, gracias a los análisis de ADN antiguo, sabemos que Homo sapiens y Homo neandertales no solo coexistieron, sino que se cruzaron en múltiples ocasiones a lo largo de milenios, dejando una huella genética perdurable en las poblaciones humanas actuales.

Fuente: msn.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *