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La cada vez más cercana posibilidad de clonar especies de animales extinguidas

Un viajero maravillado con leopardos de las nieves en un parque de conservación. Un amante de la comida que quiere probar a qué saben los pangolines sin violar la ley. Un cazador que persigue a un rinoceronte negro que será reemplazado después de la matanza.

Para algunas personas, estos escenarios no son más que pesadillas distópicas. Para otros, son posibilidades emocionantes. Y a medida de que la ciencia avanza, no se puede descartar que puedan llegar a ser factibles.

Algunos investigadores incluso están explorando cómo la clonación de animales podría cambiar la industria del turismo en 2070.

El desarrollo más reciente

Un escenario como el que plantea Jurassic Park, en el que un existe un lugar en la Tierra que es habitado por dinosaurios, sigue siendo una fantasía.

La extinción representa un desafío increíble y no está claro si el ADN de los dinosaurios podrá algún día llegar a recuperarse.

Con la tecnología actual, las muestras de ADN sólo siguen siendo útiles por aproximadamente un millón de años. Por lo que teóricamente podríamos clonar un neandertal, pero no un triceratops, el dinosaurio que desapareció hace unos 65 millones de años.

El ADN de mamut lanudo o mamut de la tundra es más accesible. Contamos con muestras de mamut congeladas y podemos implantar ese material genético en elefantes, que son genéticamente similares.

Sin embargo, no podemos traer a los mamuts a hábitats parecidos a los que una vez fueron sus hogares, donde sí podrían reproducirse naturalmente.

Un largo camino desde Dolly

Pero los científicos podrían eventualmente hacer ese procedimiento con otras especies que murieron más recientemente, como las palomas migratorias, también conocidas como palomas pasajeras.

Se necesitaría mapear todo el genoma de la paloma migratoria y luego mutar el genoma de una paloma común para que sea similar a la de una migratoria.

Y voilà: una especie extinta habrá sido clonada.

La ciencia ha recorrido un largo camino desde que la oveja Dolly fue clonada en 1996, dice Xiuchun (Cindy) Tian, profesora de biotecnología de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, quien está trabajando en la reactivación de ADN, basado en el núcleo, a través de la clonación.

Existen esfuerzos de conservación para implantar embriones de rinoceronte blanco en un sustituto, pero dichos esfuerzos han despertado la controversia.

Según una estimación, un híbrido de mamut lanudo y elefante está a tan solo unos años de conseguirse.

De acuerdo con el cálculo de Tian, si hubiera suficiente voluntad política y financiamiento, sólo tomaría 10 años llegar a una situación en la que los zoológicos puedan estar poblados con animales raros e incluso en peligro de extinción.

Ya estamos a mitad de camino.

En los zoológicos

En 2000, el zoológico de San Diego planeó exhibir a Noah, un gaur (bisonte indio) clonado, pero murió de una infección dos días después.

Posteriormente y durante siete años, el zoológico fue el hogar de Jahava, un banteng (una especie bovino salvaje originario del sudeste asiático).

Después de que se rompió una pierna, Jahava tuvo que ser sacrificado.

Tanto Noah como Jahava habían sido clonados usando células del Zoológico “congelado” de San Diego, que es una colección de muestras de piel de animales en peligro de extinción.

Así que, según Tian, los principales obstáculos parecen ser financieros y políticos y no tanto científicos.

Por una parte, las tasas de mortalidad de los animales clonados son muy altas.

Las razones no son del todo claras, pero es probable que entre las causas estén los errores de reprogramación: esencialmente el núcleo del óvulo del donante se aferra a un tipo de memoria genética y se resiste al reemplazo que cuenta con un nuevo material genético.

Los animales que son clonados a través de este proceso, conocido como transferencia nuclear de células somáticas, “tienen que sobrevivir a ese primer choque después del nacimiento”, dice Tian.

“Si sobreviven, generalmente son saludables”.

Existe preocupación ética por la producción de animales que tienen una alta probabilidad de muerte prematura o de estrés.

Ganado

Aun así, podrían plantearse preguntas similares sobre la producción de ganado en general, en la que las tasas de éxito están aumentando.

En 1996, los científicos usaron 277 embriones clonados para obtener a Dolly. “Ahora bien, si clonas ganado, puedes transferir 100 embriones clonados de ganado y obtener entre 10 y 20 animales clonados”, señala Tian. “Es un cambio sorprendente”.

Pero aun así, las altas tasas de mortalidad significan que la clonación sigue siendo muy costosa.

El único uso productivo actual de la clonación de animales es para los toros premiados, cuyo stock genético es valioso para los agricultores.

Tian estima que el costo de clonar un solo toro es de al menos US$15.000.

La clonación de animales salvajes o en peligro sería incluso más costosa, ya que tenemos menos información sobre ellos y menos especímenes para usar como pruebas.

Por lo tanto, desde un punto de vista científico, estamos dentro del campo de las posibilidades de clonar animales en peligro de extinción (y, en menor medida, animales extintos recientemente).

Si eso sucede, la mayoría de nosotros no tendrá mucho contacto con estos animales en peligro de extinción que han sido clonados.

Pero un ámbito que podría permitir que las personas que no son científicas interactúen con clones es el turismo destinado a individuos ricos.

Turismo para ricos

Si crees que tu feed de Instagram ya está lleno de personas que exhiben con orgullo sus experiencias durante viajes novedosos y especializados, esa tendencia sólo aumentará más, según expertos como Daniel Wright, profesor de gestión de turismo de la Universidad Central de Lancashire y autor de una investigación sobre clonación y turismo.

Algunos viajeros podrían pagar para cazar animales clonados en Sudáfrica, comer animales clonados en Japón oavistar clones de animales en peligro de extinción mientras hacen un safari en Estados Unidos.

En la actualidad, amantes de la comida aventureros comen fugu en Japón, aunque ciertas especies están amenazadas por la sobrepesca y a pesar de la naturaleza venenosa de estos peces globo.

De manera controversial, el gobierno de Namibia licita, cada año, varios permisos para cazar rinocerontes negros, especie en peligro de extinción, argumentando que el dinero es esencial para los programas de conservación y que solo se pueden cazar a los rinocerontes que no son reproductores.

La clonación podría hacer que ambas experiencias sean accesibles para más visitantes.

Y, como ya se sabe, los parques zoológicos y safaris de todo el mundo ya muestran animales en peligro de extinción.

Muchos de ellos participan en programas de biodiversidad con el objetivo de evitar que los animales en riesgo se extingan por completo o que se vuelvan peligrosamente endogámicos, ya que hay muy pocos. Un ejemplo son los hurones de patas negras.

Por lo tanto, podría argumentarse que la implementación de la tecnología de clonación para fines turísticos es, aunque costosa, no muy diferente desde el punto de vista ético.

Si es dañino apoyar a un zoológico que contiene animales cuidadosamente criados que pasarán sus vidas en cautiverio, la clonación no cambia eso.

La tecnología, la estrella

Una persona que presta mucha atención a este debate es Carrie Friese, socióloga de London School of Economics y autora de Cloning Wild Life(Clonar la vida silvestre).

Friese dice que en los zoológicos tradicionales, los animales son las estrellas; ellos son la razón por los que la gente los visita.

Pero en los futuros parques de conservación que tendrán animales clonados, la autora concibe a la tecnología y no a los animales como el verdadero centro de la atención.

Un parque de des-extinción, por ejemplo, se trataría tanto de celebrar el ingenio humano como de maravillarse con los animales: “El atractivo es tanto la capacidad de traer de regreso la paloma mensajera como ver a la paloma mensajera en sí misma”.

Al igual que Tian, Friese puede ver estas experiencias atrayendo turistas. Por ejemplo, algunas encuestas de opinión muestran que los estadounidenses apoyan más la tecnología de clonación cuando se utiliza para la conservación que para cualquier otro propósito.

Las dos investigadoras también pueden imaginar personas clonando animales en peligro de extinción para alimentarse.

La investigación de Tian ha demostrado que la carne y la leche producidas por los bovinos clonados son seguras para el consumo humano y son en gran parte indistinguibles de los productos animales no clonados.

La investigadora recuerda cuando se dio a probar la carne de un toro negro clonado en Japón.

“Fue delicioso. Muchas personas se quedaron en fila durante unos segundos”.

Pero el suministro de alimentos no es el principal uso de la clonación de animales en este momento y a algunas personas les puede causar preocupación cuán seguro es comerlos.

Impacto

Por lo tanto, el escenario más probable para el futuro del turismo de animales clonados sigue siendo un parque (no Jurásico).

Sin embargo, como señala Friese, las prácticas de clonación plantean preguntas complicadas sobre la autenticidad y la ética.

¿Un bucardo (Capra pyrenaica o cabra montés) clonado, cuyo ADN nuclear se combina con el de las cabras domésticas, sería un verdadero bucardo? ¿Podría un animal clonado de una especie silvestre considerarse salvaje?

Y si los parques zoológicos y safaris con acceso a la última biotecnología se llenan de animales clonados en el futuro, ¿cuál sería el impacto en los países de bajos ingresos que actualmente dependen del turismo basado en animales salvajes?

Estos aspectos son nebulosos, pero una cosa es clara: la exageración en torno al costoso proceso biotecnológico no debería desplazar por completo la preservación del hábitat y las prácticas de conservación que se ha comprobado que sí funcionan.

Como dice Wright, “los humanos deberían apoyar e implementar medidas que apunten a la preservación de los entornos naturales y a garantizar que los animales y las especies no se extingan”.

Fuente: BBC