El ‘ADN oculto’ de las raíces: la tecnología que revela su poder climático y agrícola

Una técnica pionera desarrollada en la Universidad de Aarhus permite medir la biomasa y el carbono que las raíces almacenan bajo tierra con una precisión inédita. Este avance científico promete revolucionar la agricultura sostenible, mejorar cultivos y transformar a las raíces en protagonistas de la lucha contra el cambio climático

Las raíces han sido siempre las grandes olvidadas de la ciencia agrícola: ocultas bajo el suelo, difíciles de medir y fundamentales para la vida en la Tierra. Ahora, un equipo danés ha logrado descifrar su poder con una herramienta de ADN que abre un horizonte inesperado. La investigación muestra cómo estas estructuras invisibles no solo sostienen a las plantas, sino que podrían convertirse en un arma clave contra el calentamiento global.

Una revolución bajo tierra: cómo funciona la técnica

El equipo de la Universidad de Aarhus ha creado un método basado en PCR digital en gotas (ddPCR), capaz de analizar miles de microgotas de suelo y detectar ADN radicular con gran precisión. El marcador genético ITS2 permite identificar la especie y cuantificar la biomasa.

“Es como hacer un test de ADN al suelo”, resume Henrik Brinch-Pedersen, líder del proyecto. De este modo, se evita el antiguo proceso manual de separar raíces a mano, que resultaba impreciso y dejaba fuera a las más delgadas, esenciales en la absorción de nutrientes y el almacenamiento de carbono.

Aplicaciones en agricultura climática y mejora genética

El potencial de esta herramienta es enorme. En investigación climática, permite calcular cuánto carbono capturan y almacenan distintos cultivos, un dato decisivo para medir la contribución de la agricultura en la mitigación del cambio climático.

En mejora genética, ofrece la posibilidad de seleccionar variedades que inviertan más biomasa bajo tierra sin perder rendimiento en superficie. También facilita el estudio de interacciones subterráneas en pastizales y sistemas de cultivos mixtos, hasta ahora imposibles de observar.

El objetivo final es claro: crear cultivos que actúen como sumideros biológicos de carbono, capaces de retener CO₂ en el suelo durante décadas o siglos.

Retos técnicos y próximos pasos

La tecnología aún enfrenta obstáculos. Distinguir entre especies genéticamente muy similares, como el raigrás y el raigrás italiano, supone un desafío. Será necesario ampliar la biblioteca de ADN para abarcar más variedades y ecosistemas.

Aun así, el equipo considera que la prueba de concepto está consolidada. Innovation Fund Denmark respalda el proyecto, y la publicación en Plant Physiology ha situado a esta metodología en el centro de la investigación internacional.

Raíces, las nuevas aliadas contra el cambio climático

Las plantas ya capturan CO₂ de la atmósfera, pero ahora sabemos que sus raíces son depósitos invisibles de carbono. Medir con precisión esta función abre la puerta a políticas agrícolas más efectivas y a un cambio de paradigma: ver el suelo no como un soporte inerte, sino como una reserva activa en la lucha climática.

En palabras de Brinch-Pedersen: “Siempre supimos que las raíces eran importantes. Ahora tenemos la herramienta para demostrarlo”.

Fuente: es.gizmodo.com