Cultivan bebida fermentada en el espacio: será un complemento en la dieta de los astronautas

La kombucha es una bebida fermentada a partir del té negro, se consume en todo el mundo debido a su alto contenido en probióticos

La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) lleva a cabo experimentos con cultivos de Kombucha en la Estación Espacial Internacional (EEI) como preparación para futuras misiones humanas en el espacio exterior. Las bacterias que produce esta bebida fermentada ayudarán a estudiar el comportamiento de las células en condiciones de gravedad cero, el daño por radiación espacial y el potencial que tienen como biofábricas de oxígeno.

La kombucha es una bebida elaborada a partir de té negro fermentado por varios microorganismos, como bacterias y hongos. Se consume en todo el mundo debido a sus beneficios para la salud y por su alto contenido en probióticos. La kombucha se forma a través de procesos químicos llevados a cabo por una variedad de microorganismos, entre los que destacan las bacterias Bacterium xylinum, Gluconobacter oxidans y las levaduras Candida stellata y Schizosaccharomyces pombe.

Los cultivos biológicos utilizados para producir la bebida son estudiados en las instalaciones Expose dentro de la EEI. El objetivo de los científicos de la ESA es determinar si la microbiota puede sobrevivir en el espacio y en condiciones similares a las de Marte. Para ello, los contenedores con las muestras fueron expuestos al espacio exterior para recibir energía espacial.

Según la publicación de la ESA, uno de los microorganismos, una cianobacteria, fue capaz de reparar su ADN y retomar su división celular después de ser expuesta a radiación cósmica. En otro experimento, se descubrió que el cultivo de Kombucha creó un microhábitat de protección para especies más pequeñas en entornos espaciales. Las capacidades protectoras contra la radiación que muestra la microbiota podrían ser utilizadas para proteger a otros organismos en viajes espaciales más largos, indica la agencia espacial.

De la misma forma, las reacciones de los hongos y bacterias permitirán a los científicos determinar el impacto de la radiación en organismos vivos, como si se trataran de termómetros de daño espacial.

“Experimentos como estos pueden ayudar a comprender cómo los grupos de células y las biopelículas protegen contra los extremos del espacio, previniendo la contaminación y previniendo la contaminación de las misiones espaciales”, explica la ESA.

Los microbios serán fundamentales en el futuro espacial

Los experimentos con microorganismos continuarán. Los cultivos de bacterias desempeñarán un papel crucial en la presencia humana sostenible y sustentable en la Luna y Marte. Para lograr entornos habitables para los seres humanos en otros planetas, es importante prestar atención a los procesos que ya existen en la Tierra. Según los científicos, tienen el potencial de convertirse en biofábricas de oxígeno y otros elementos esenciales para la vida. Las cianobacterias, por ejemplo, son organismos resistentes capaces de llevar a cabo la fotosíntesis, al igual que las plantas, utilizando la energía solar.

“Espero ver nuestras muestras adheridas al Portal lunar en el futuro o tal vez utilizadas en la superficie de la Luna y más allá. Hasta entonces, seguiremos explorando las posibilidades que ofrecen nuestras bioculturas” finalizó Nicol Caplin, científico de exploración del espacio profundo de la ESA.

La producción de oxígeno in situ es uno de los desafíos más significativos a los que se enfrenta la industria de la exploración espacial. Aunque existen mecanismos para generar este elemento vital, como el electrolizador de agua de energía fotovoltaica de la EEI o el dispositivo MOXIE del rover Perseverance, estos requieren hasta un tercio del presupuesto energético de las misiones. Un artículo de Nature sugiere que es posible imitar la fotosíntesis en Marte o la Luna mediante la implementación de dispositivos fotoelectroquímicos en el exterior de los hábitats.

Fuente: es.wired.com