Científicos reconstruyen la imagen del rostro de una persona a la que consideraron un ‘vampiro’ en el siglo XVIII

El sujeto fue enterrado con dos fémures en forma de X, una práctica que se realizaba en Estados Unidos contra quienes consideraban “vampiros”

Un equipo de científicos norteamericanos reconstruyeron la imagen del rostro de un hombre al que consideraron un “vampiro” en el siglo XVIII. Los expertos analizaron el ADN de la estructura ósea del cadáver y de esta manera obtuvieron un indicio de cómo lucía esta persona.

De acuerdo con lo que reseña el medio Muy Interesante, esta iniciativa parte de una Startup de tecnología llamada Parabon NanoLabs, con sede en Virginia, Estados Unidos.

Los expertos se unieron con el Laboratorio de Identificación de ADN de las Fuerzas Armadas (AFDIL), una dependencia del Sistema Médico Forense de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos para, en primer lugar, mostrar una tecnología con la que se puede reconstruir la imagen de un rostro a partir de pruebas genéticas.

También, aunque suene ridículo, sirve para desestimar el mito de los vampiros/humanos en los Estados Unidos. El cadáver que desenterraron fue el de John Barber, un agricultor de clase baja que vivía en una granja de la localidad de Connecticut.

Se sabe que a este sujeto lo consideraban un vampiro por la forma en la que fue sepultado: con un par de fémures en forma de X entrecruzados encima de su pecho.

El rostro y las características del “vampiro”

El resultado del análisis de los huesos arrojó que John Barber tenía 55 años cuando murió. Su ADN demuestra que era un humano común y corriente. No tenía gen X que le otorgaba fuerzas sobrenaturales ni nada similar que lo relacione con un animal diferente a cualquier persona normal.

Tenía piel clara, ojos marrones, cabello oscuro y pecas en el rostro, según el software de reconstrucción facial 3D.

El objetivo de esta prueba de reconstrucción facial es demostrar que se pueden obtener datos sobre el aspecto de una persona que vivió hace cientos de años, sin importar el estado de sus restos.

La científica Ellen Greytak, directora de bioinformática de Parabon NanoLabs y líder de la investigación explica: “Cuando los huesos envejecen, se descomponen y se fragmentan con el tiempo. Además, cuando los restos han permanecido en el medio ambiente durante cientos de años, el ADN del medio ambiente procedente de cosas como bacterias y hongos también acaba en la muestra. Queríamos demostrar que aún podíamos extraer ADN de muestras históricas difíciles”.

Fuente: fayerwayer.com