Averiguan cómo se recuerdan las experiencias aterradoras

El miedo humano es una emoción más compleja que la que pueden experimentar los animales. Por ejemplo, hombres y mujeres pueden sentirlo cuando recuerdan el pasado o piensan en el futuro, y una prueba estresante, como un examen, puede activar los mecanismos instintivos que a otros seres vivos les preparan para huir o luchar, aunque evidentemente no vaya a hacer falta en un test. Aún así, los neurólogos recurren a los animales para tratar de averiguar cuáles son las bases cerebrales en las que se basa el miedo, puesto que es muy difícil hacer pruebas con personas. Y lo hacen porque trabajar en ello puede ayudar en el futuro a luchar contra el alzhéimer y otras enfermedades neurogedenerativas.

Recientemente, los científicos han podido relacionar unos patrones de ondas eléctricas que se producen en el cerebro con los recuerdos que a veces quedan grabados después de una experiencia aterradora. El hallazgo, que ha sido publicado en Nature Neuroscience, se ha conseguido en ratas de laboratorio y ha sido realizado por investigadores de la Universidad Rice y la Escuela de Medicina de Baylor, ambos en Estados Unidos.

En concreto, los investigadores han podido observar la reacción que se produce cuando el cerebro de las ratas “aprende” que pasar por un lugar es peligroso. Después de que los animales sufrieran una descarga eléctrica moderada al atravesar un conducto, estos no volvían a pasar por ese mismo lugar. Según estos investigadores, todo gracias a la actividad eléctrica de un grupo de neuronas.

Parece ser que algunas neuronas del hipocampo (que en mamíferos tiene un papel muy importante en la memoria y en el manejo del espacio), se activa cuando la rata está en un determinado sitio. Las neuronas, llamadas propiamente células de lugar, generan pulsos de actividad eléctrica muy específicos.

La huella del miedo

“Cuando una rata está en un lugar determinado, un grupo de neuronas genera un patrón específico de picos eléctricos, y cuando se mueve a otro lugar, un grupo diferente de neuronas genera otro patrón de picos”, ha explicado en un comunicado Daoyun Ji, investigador en Baylor y autor senior del estudio. «Ambos patrones son muy distintos. Y gracias a ellos, nosotros podemos predecir dónde está el animal con tan solo mirar su patrón de actividad cerebral».

Para poder hacer esta prueba, los investigadores insertaron unos pequeños electrodos en el hipocampo de los animales para analizar la actividad eléctrica de las neuronas. Así, observaron cómo era la “huella” de estas células la primera vez que atravesaban un conducto, y después una segunda vez, tras sufrir una descarga eléctrica que les hacía sentir un dolor moderado, justo al final del pasadizo.

Ratas que saben dónde está el dolor

“Dado que las ratas se giran y evitan pisar el final del camino, podemos asumir que el animal piensa en el lugar donde sufrió la descarga justo en el momento en que decide girarse”, ha dicho Ji.

Gracias a eso, los investigadores han podido observar que el animal estaba “viajando mentalmente” desde su posición en cada momento hasta el lugar del shock. Justo antes de llegar, los picos del patrón eléctrico de la descarga volvían a aparecer.

Ahora, los científicos tratarán de entorpecer este patrón de picos para averiguar si así consiguen cambiar el comportamiento de las ratas. Más adelante, querrían averiguar si esta actividad de las neuronas de lugar está implicada también en la enfermedad de Alzhéimer u otras.

Fuente: abc.es