Inventan un detector de incendios para bosques que recarga la batería con el movimiento de las ramas

La clave para extinguir un incendio en el bosque, es detectarlo lo antes posible. ¿Es posible crear un detector de incendios que avise cuando hay un fuego, y no necesite batería?

Cuando se produce un incendio en un bosque, especialmente en verano, lo más importante es detectarlo a tiempo. La madera arde rápidamente y un incendio controlable deja de serlo en apenas una hora. Por eso los detectores de incendios instalados en los propios bosques pueden ser tan importantes. Pero hay un problema: la batería. ¿Es posible crear un detector de incendios que active una alarma online, y no necesite batería?

Existen detectores de fuego que se instalan en los bosques, desde hace años. Algunos usan baterías convencionales, así que un encargado o guardia forestal debe acudir cada pocos días a recargarla. En otros casos se usan paneles solares, pero no son muy eficientes porque los detectores se instalan en bosques, y los árboles hacen sombra.

Investigadores de la Universidad de Michigan State, en Estados Unidos, han desarrollado un detector de incendios que no necesita batería. Para ser exactos, sí que la tiene, pero la recarga por su cuenta. ¿Cómo funciona?

La idea que hay detrás de este detector de fuegos autónomo es extremadamente sencilla de entender, porque es algo que todos hemos experimentado alguna vez.

Seguro que en más de una ocasión has tocado el pelo de una persona, o un prenda de ropa, y has sufrido una pequeña descarga. Es lo que se conoce como efecto triboeléctrico.

Este efecto produce una pequeña descarga cuando se frotan dos materiales con distinta carga y polaridad. Basándose en esto, los investigadores de la Universidad de Michigan State han desarrollado un detector de incendios llamado MC-TENG, formado por múltiples cilindros de materiales que, al frotarse entre sí, generan electricidad.

Algunos de estos cilindros se fijan al árbol, y el resto se sujetan en las ramas. Cuando sopla el viento las ramas se mueven, haciendo que los cilindros se fronten entre sí para producir una descarga eléctrica.

Esta electricidad se almacena en un supercondensador de nanotubos de carbono. El detector la usa para alimentar los sensores de luz y temperatura, que permiten saber si se está produciendo un incendio, activando una alarma online.

En las primeras pruebas han conseguido que, con solo tres minutos de viento no demasiado fuerte, el detector obtenga energía suficiente para realizar un chequeo de incendios y mandar una aviso si detecta fuego.

Fuente: computerhoy.com