Así se conecta a Internet la isla más remota del mundo, en donde cobraban 9 euros por cada email enviado

El territorio habitado más cercano está a más de 2.000 Kilómetros. En la isla Tristán de Acuña viven casi 300 personas, aisladas del mundo. La historia de cómo llegó Internet es muy curiosa.

Hoy en día protestamos a la operadora cuando nuestra conexión de fibra a 300 Mbs solo alcanza los 200 Mbps, o cuando Netflix no se conecta al instante. Pero hasta hace poco, en la isla Tristán de Acuña solo había Internet en el ayuntamiento, y cobraban casi 10 euros por cada email enviado.

La isla Tristán de Acuña (Tristan da Cunha) fue descubierta en 1506 por un marino portugués del que tomó el nombre. Se trata de una isla volcánica de apenas 200 Kilómetros cuadrados, que además es prácticamente inaccesible. Como se ve en la foto, está rodeada de acantilados de hasta 600 metros de altura, que impiden atracar un barco.

Es, oficialmente, la isla más remota del mundo. Situada en el Océano Atlántico, a medio camino entre África y América del Sur, el lugar habitado más cercano está a 2.173 Kilómetros, la Isla de Santa Elena, de la que depende administrativamente. Seguramente te sonará porque allí murió encarcelado el mismísimo Napoleón, que involuntariamente fue el responsable de que la isla Tristán de Acuña fuese colonizada. En este mapa puedes ver su ubicación:

Como hemos comentado la isla es tan remota y abrupta que aunque fue descubierta en el siglo XVI, nadie quería vivir allí. Pero alrededor de 1816, con Napoleón encarcelado en Santa Elena, los británicos colonizaron la isla y la anexionaron a su imperio, para impedir que los franceses lanzasen una operación de rescate de Napoleón desde allí.

En la actualidad viven alrededor de 300 personas en Tristán de Acuña, la mayoría en su capital, una población llamada Edimburgo de los Siete Mares. Se dedican principalmente a la pesca.

Tal como nos cuenta la web Tristandc vía Marcos Merino de TICbeat, la historia de cómo ha evolucionado Internet en la isla, es muy curiosa.

La lucha de Tristán de Acuña para comunicarse con el mundo, es muy complicada. A la isla solo se puede llegar en un trayecto en barco desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica), que dura seis días.

Pese a su condición de isla remota Internet llegó muy pronto, en 1998, apenas 6 o 7 años después que en Europa, a través de la conexión telefónica. Pero solo tenía Internet el administrador de la isla, y solo podía enviar y recibir emails.

En el año 2.000 se permitió el uso del servicio de email a los lugareños… cobrando. Enviar un email costaba 50 peniques, pero el precio fue subiendo hasta alcanzar los 9 euros por email en 2003.

Internet al completo, con sus páginas web, sus chats o sus descargas no llegó a la isla hasta 2006, gracias a la conexión vía satélite, recogida a través de cuatro antenas situadas en el cibercafé de la isla.

La llegada de Internet fue todo un acontecimiento, especialmente para los jóvenes: “Esta semana los alumnos de la escuela St. Mary tuvieron la oportunidad realizar por primera vez búsquedas en la web junto a Iris Green, la profesora de informática, y podrán seguir haciéndolo en el futuro”, anunciaba el periódico de la época.

Lo malo es que la conexión no supera los 256 Kbps, y así se ha mantenido hasta ahora. De hecho allí tampoco tienen una red de teléfonos móviles, así que no usan móvil. Cosas como ver vídeos en YouTube o Netflix, o simplemente hablar por teléfono, es un lujo que no se pueden permitir.

Quizá el nuevo sistema de conexión vía satélite Starlink de SpaceX, les permita mejorar la velocidad de conexión…

Fuente: computerhoy.com