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Un premio Nobel de medicina cree que comer carne vacuna puede provocar cáncer

Hay nobeles que, una vez tocados por la varita mágica de la Academia sueca, cambian de área y se dedican al desarrollo de hipótesis arriesgadas al borde de la metafísica (Brian Josephson) o a salvar a la humanidad éticamente (Martin Hellman), o incluso que forman parte de comités para la reconstrucción de la catedral de Notre Dame (Gerard Mourou). Y, finalmente, hay otros que siguen, como empecinados, en el área de trabajo en la que alcanzaron la gloria.

El alemán Harald zur Hausen (Nobel de Medicina de 2008) pertenece a esta categoría: después de haber descubierto el rol del papiloma virus humano (HPV) en el cáncer de cuello de útero y así haber contribuido al desarrollo de la vacuna, sigue en busca de causas infecciosas para otros diferentes tipos de cáncer, como el de mama, el de colon y el de próstata; a los que relaciona específicamente con la ingesta de cierto tipo de carne roja.

Luego de la entrevista con este diario, en el marco de la reunión de Nobeles con jóvenes en esta ciudad de Baviera, diría en una charla que no habla “en contra de la carne”: “Sólo digo que hay que saber el mecanismo para posteriormente quizá encontrar una vacuna; no hay que ponerse histérico al respecto y dejar hoy de comer carne”.

En un mapa que mostró el virólogo de 83 años, la Argentina es uno de los lugares (junto con Europa, Canadá, Sudáfrica y Australia) con alto riesgo de cáncer de colon “al parecer relacionado con el consumo diario de carne”.

-¿Cuál es su búsqueda después del logro con el HPV que le valió el Nobel?

Dejé de trabajar en el HPV en 1999 porque con la descripción de la infección y la aplicación de la vacuna estaba todo hecho. Ahora, queremos identificar los agentes infecciosos para cáncer de mama, próstata y colon. Luego, si es posible, desarrollar la vacuna. Se supone que el cáncer de colon y el de mama están relacionados con la nutrición, específicamente con el consumo de carne, de carnes rojas, y la producción de agente carcinógenos cuando la carne es asada, frita o hervida; sobre todo para el cáncer de colon, algo en lo que coinciden el 90% de los virólogos del mundo. Pero igual hay que considerar otros factores que hacen que no sea homogéneo en todo el mundo. Quizá la altitud también tenga que ver con la aparición final del cáncer porque países como Mongolia, con un gran consumo de carne asada y también disecada, no tiene tasas altas ni de cáncer de colon ni de mama; lo mismo que Bolivia.

-¿Quizá por su más baja expectativa de vida?

Sí, ese es un argumento que se suele dar. Pero aun así, con la expectativa de vida baja pero en aumento en las últimas décadas, la incidencia sigue siendo relativamente baja. Ciertamente la edad es un factor de riesgo para todo tipo de cáncer, pero creo que hay algo más. A su vez, existen otras carnes, como pollo y pescado, que también son asadas y generan agentes químicos similares pero que parecen tener factores protectores. Fíjese Japón o China, que tiene también baja tasa pese a consumir mucha carne de cerdo. El pescado de alguna manera es protector contra el cáncer de colon, como digo, pese a que cuando se asa o se hierve genera los mismos carcinógenos, igual que el pollo. De tal manera que no creo que ahí esté el centro del asunto, sino en algo más relacionado con algún tipo de carne particular como se ve en los países que la consumen mucho como en Europa, otros lugares de Asía, o la misma Argentina que sé que lo hace y mucho. Y por el contrario, la India, que no consume carne, tiene las tasas más bajas de cáncer de colon y de mama.

-¿Podría ser el agente algún otro producto vacuno y no la carne?

Sí. Existe otra sospecha sobre la que trabajamos y es que la leche de cierto de tipo de vacunos también tenga su influencia en estos cánceres. Quizá haya ahí, en algunos vacunos de Europa un cierto tipo de infección; cosa que no pasa con el cebú, por ejemplo; es una situación específica de las especies euroasiáticas. El problema, claro, es que entre esa infección y el desarrollo de la enfermedad pueden pasar entre cuatro y siete décadas, de manera que es difícil encontrar la causalidad, pero en eso estamos.

-¿Cree que puede haber una vacuna contra estos cánceres en el futuro cercano?

Espere. Porque primero le quiero resumir la historia. Lo que hicimos fue aislar estos productos de la carne y la leche. Y después quisimos ver si se replicaban en células humanas, y así era. En síntesis, se produce una reacción inflamatoria que produce mutaciones que se replican rápidamente; y aparece la carcinogénesis indirecta por lesiones inflamatorias. Y es por un nuevo tipo de agente infeccioso, que no es un virus ni bacteria, sino un tipo específico de plasma pequeño con funciones específicas que adquiere en algún momento.

-¿Y las vacunas?

Pueden existir en un futuro, no lo sé con certeza ya que primero necesitamos conocer bien las causas. Pero quiero agregar una cosa que no dije: la leche materna también tiene efectos protectores contra las infecciones, contra diversos tipos de infecciones pero también contra esta que lleva al cáncer. Las vacunas son el futuro, o quizá se puedan remover estas sustancias de la carne, o desarrollar anticuerpos monoclonales que interactúen específicamente y bloqueen esa función, como una especie de quimioterapia. Se puede hacer mucho si conocemos las causas; mientras no las conocemos, actuamos como un ciego dando palos, sin saber qué hacemos.

-¿Cuántas vacunas puede soportar razonablemente el cuerpo humano?

No lo sé. Hasta ahora son muy seguras todas y no se encontraron interacciones entre ellas. No las puedo descartar del todo, pero no hay ningún caso demostrado.

Fuente: lanacion.com.ar