X bloquea la cuenta de un reconocido crítico en Alemania y el caso llega a los tribunales

La cuenta de X de Travis Brown fue bloqueada después de que su investigación denunciara que las personas influyentes de extrema derecha adquirían cada vez más protagonismo en la plataforma

La red social X bloqueó la cuenta de un destacado crítico después de que publicara información que, según él, exponía el apoyo del sitio a la extrema derecha tras la adquisición de Elon Musk el año pasado.

Travis Brown, desarrollador de software con sede en Berlín (Alemania), alega que su cuenta fue suspendida por primera vez el 1 de julio de este año, varios meses después de que su información sirviera de fundamento a los reportajes del New York Times y de CNN, en los que se denunciaba que las personas influyentes de extrema derecha ocupaban un lugar destacado entre los suscriptores de Twitter Blue, y cómo miles de cuentas de X anteriormente prohibidas, incluidos miembros de dicha tendencia, estaban siendo restablecidas en el sitio.

El martes, Brown anunció su decisión de impugnar la suspensión de su cuenta ante un tribunal de Berlín. “Se trata de una cuestión de principios. Es importante que a plataformas como Twitter no se les permita silenciar las críticas arbitrariamente”, reclama. X no respondió a nuestras repetidas peticiones de comentarios.

Musk bloquea la libertad de expresión de cuentas de X

X ha sido acusada varias veces de intentar censurar a sus críticos desde que Elon Musk adquirió la plataforma en octubre de 2022. En julio, la red social demandó al Centro para Contrarrestar el Hostigamiento Digital (Center for Countering Digital Hate o CCDH) después de que la organización sin fines de lucro publicara una investigación que sugería que el contenido problemático de la plataforma, como el odio y la desinformación, se estaba difundiendo cada vez más. En diciembre de 2022, X suspendió la cuenta ElonJet, que hacía un seguimiento de los movimientos del avión privado de Musk.

“A Elon Musk le gusta fingir que se preocupa por la libertad de expresión, pero este caso revela que ese compromiso es solo un escaparate”, declara Tiemo Wölken, político alemán que representa al grupo de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo. “Alguien que silencia a los críticos e investigadores echándolos de su plataforma no es un defensor de la libertad de expresión”.

Brown señala que trabajó para X durante un año y que lo dejó en 2015, cuando despidieron a su equipo. En 2022, recibió una subsidio de la Open Knowledge Foundation, una organización sin fines de lucro, para crear un software que le permitiera rastrear el historial de las cuentas dedicadas a la desinformación y al discurso de odio. Esa herramienta, que se centraba en la compañía entonces conocida como Twitter, le permitió identificar cuáles perfiles de redes sociales que difundían información sobre la invasión rusa de Ucrania tenían un historial de publicación de spam. Pero también significaba que era capaz de identificar, casi en tiempo real, qué cuentas previamente prohibidas se estaban restableciendo en X, destaca.

“Después de que Musk tomara el mando, se produjo un marcado giro hacia la extrema derecha, en cuanto a qué cuentas se amplificaban y cuáles ganaban seguidores con mayor rapidez”, puntualiza.

Brown no recibió ninguna advertencia antes de que su cuenta fuera bloqueada inicialmente en julio, afirma el desarrollador. Dice que su perfil fue restaurado en septiembre, tras una orden judicial. Pero ese mismo mes, la red social le avisó que sería suspendido de nuevo, y X justificó su decisión ante el tribunal mediante un documento de 36 páginas, en el que alegaba que Brown estaba utilizando los datos de la plataforma de un modo que infringía sus condiciones de servicio. Un argumento similar se utilizó en el caso contra el CCDH. Los términos de uso de X se actualizaron en septiembre de 2023 para prohibir la extracción (crawling) o el raspado (scraping) en cualquiera de sus formas.

Según Brown, ha desarrollado muchas aplicaciones pequeñas que aprovechan distintas fuentes de información y son utilizadas por diferentes investigadores. Pero la herramienta que empleó para hacer un seguimiento del historial de las cuentas de X recurría a datos del Archivo de Internet, así como a otros recopilados de la interfaz de programación de aplicaciones o API de la red social, asegura, y añade que esto se hizo de una forma que él creía que cumplía el acuerdo de desarrollador en aquel momento.

“Lo que está en juego aquí es la libertad de los investigadores en las plataformas de redes sociales”, subraya Josephine Ballon, representante de HateAid, una organización alemana sin fines de lucro que lucha contra la incitación al odio online y que está ayudando a Brown en su caso. “Travis ni siquiera divulgó esta información por su cuenta. Solo contribuyó a las publicaciones de la prensa”.

El proceso judicial en Alemania sigue su curso. Para Ballon, el mejor escenario sería que el tribunal restableciera de nuevo la cuenta de Brown o dictaminara que el bloqueo es ilegal. El peor resultado sería que las autoridades se negaran a pronunciarse sobre el caso porque la sede de X en la Unión Europea está en Irlanda. HateAid pide a la Comisión Europea que intervenga amparándose en la Ley de Servicios Digitales, una nueva normativa que entró en vigor en agosto y que está diseñada para proteger la libertad de expresión en internet.

“Aunque lo perdamos, este caso muestra realmente cómo una enorme empresa de redes sociales persigue a una sola persona con abogados sumamente caros y cientos de páginas de documentos. Eso revela la agresividad con la que se comportan con sus críticos”, apunta Ballon.

Fuente: es.wired.com