Ratas ciegas vuelven a ver la luz de manos de un científico español

Juan Carlos Izpisúa-Belmonte desarrolla una nueva herramienta de edición de genes que permite manipular el ADN de células que no se dividen, como las de los ojos.

Científicos del Salk Institute for Biological Studies dirigidos por el español Juan Carlos Izpisúa han descubierto una importante herramienta para la edición de genes, un prometedor complemento para el sistema CRISPR-Cas9, reconocido por Science como el hallazgo científico del año 2015.

“El método HITI usa como base dicha técnica, pero añade otros elementos para mejorarla y permitir reparar el ADN de las células que no se dividen, que son la mayoría de las células adultas”, explica a EL ESPAÑOL Izpisúa

Esta técnica, con la que el equipo de investigadores ha conseguido restablecer parcialmente la visión en roedores ciegos, abre nuevas vías para la investigación básica y para el desarrollo de una gran variedad de tratamientos en enfermedades de la retina, neurológicas o cardiacas. El estudio lo publica este miércoles la revista Nature y en él han colaborado, entre otros, investigadores del Hospital Clínic de Barcelona-IDIBAPS y la Universidad Católica San Antonio de Murcia.

Diferencias con CRISP-Cas9

Hasta ahora, las técnicas existentes para modificar el ADN, como el sistema CRISPR-Cas9, han sido más eficaces en células en división, como las de la piel o el intestino, utilizando los mecanismos propios de copia de las células. La nueva tecnología es diez veces más eficiente que otros métodos para incorporar nuevos ADN en cultivos de células en división, lo que la convierte en una herramienta prometedora para la investigación y la medicina.

Pero, lo que es más importante, la técnica permite por primera vez insertar un nuevo gen en una localización exacta del ADN en células adultas que ya no se dividen, como las del ojo, cerebro, páncreas o corazón, ofreciendo nuevas posibilidades para terapéuticas en estas células.

“Estamos entusiasmados con la tecnología que hemos descubierto porque es algo que no se podía hacer antes”, explica Izpisúa. “Por primera vez, podemos entrar en células que no se dividen y modificar el ADN. Las posibles aplicaciones de este descubrimiento son enormes”.

Por su parte, Josep Maria Campistol, director general del Hospital Clínic de Barcelona y nefrólogo que ha participado en el estudio, comenta que “esta innovadora tecnología abrirá nuevos horizontes en el tratamiento de enfermedades monogénicas. El Dr. Izpisúa-Belmonte y su equipo están realizando importantísimas aportaciones en este campo”.

Para lograrlo, los investigadores del Salk Institute se han centrado en una vía celular de reparación de la doble hebra ADN denominada recombinación no homóloga o unión de extremos no homólogos (NHEJ, por sus siglas en inglés). Emparejando este proceso con la tecnología existente de edición de genes, han conseguido colocar con éxito el nuevo ADN en una ubicación precisa en células que no se dividen. “El uso de la vía de NHEJ para insertar ADN es revolucionario para la edición del genoma de organismos adultos vivos. Nadie ha hecho esto antes”, explica Keiichiro Suzuki, investigador asociado en el laboratorio de Izpisúa-Belmonte y uno de los autores principales del artículo.

En primer lugar, los investigadores trabajaron en la optimización de la maquinaria NHEJ para su uso con el sistema CRISPR-Cas9, que permite insertar el ADN en lugares muy precisos dentro del genoma. El equipo creó un paquete de inserción personalizado compuesto por un cóctel de ácidos nucleicos, al que denominaron HITI (homology-independent targeted integration). Después, utilizaron un virus inerte para entregar el paquete de instrucciones genéticas de HITI a neuronas derivadas de células madre embrionarias humanas.

“Ese fue el primer indicio de que HITI podría funcionar en células que no se dividen”, señala Jun Wu, co-autor principal del estudio.

Para la ceguera… Y mucho más

Los investigadores entonces consiguieron transportar el paquete de inserción a cerebros de ratones adultos. Por último, para explorar la posibilidad de utilizar HITI para la terapia de reemplazo de genes, el equipo probó la técnica en un modelo de rata para retinitis pigmentosa, un trastorno hereditario causado por diversos defectos genéticos y que provoca ceguera en los seres humanos. Esta vez, el equipo utilizó HITI para implantar en las células de la retina de ratas de 3 semanas de edad, una copia funcional de uno de los genes dañados en esta enfermedad. El análisis, realizado cuando las ratas tenían 8 semanas de edad, mostró que los animales eran capaces de responder a la luz y se llevaron a cabo diversas pruebas que indicaban la curación en sus células retinianas.

“Hemos sido capaces de mejorar la visión de estas ratas ciegas”, explica Reyna Hernández-Benítez, otra de las co-autoras principales del estudio e investigadora en el Salk Institute. “Este éxito sugiere que la tecnología es muy prometedora”.

Las potenciales aplicaciones del nuevo método más allá de la retinosis es una de las características del hallazgo que más entusiasman a sus creadores. Como subraya Izpisúa a EL ESPAÑOL: “Es precisamente esta capacidad para reparar células que no se dividen lo que hace que la técnica que ahora desarrollamos sea novedosa y muy prometedora no ya solo para la investigación básica fundamental, sino también para posible curación de enfermedades monogénicas entre las que las enfermedades raras ocupan un lugar primordial”.

Los próximos pasos del equipo serán mejorar la eficiencia de entrega del paquete de HITI. Al igual que con todas las tecnologías de edición del genoma, conseguir suficientes células para incorporar el nuevo ADN es un desafío. En lo que la tecnología HITI destaca es en que se puede adaptar a cualquier sistema de ingeniería genómica, no sólo a CRISPR-Cas9. Así, a medida que la seguridad y la eficiencia de estos sistemas mejoren, también mayor será la utilidad de HITI.

“Ahora tenemos una tecnología que nos permite modificar el ADN de las células que no se dividen para reparar defectos en genes en el cerebro, el corazón y el hígado”, señala Izpisúa. “Nos permite por primera vez poder soñar con curar enfermedades que antes no podíamos, lo que es muy emocionante”.

En el estudio han colaborado, además del doctor Josep Maria Campistol, los doctores Jeronimo Lajara, Estrella Núñez y Pedro Guillén, investigadores de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.

Fuente: elespanol.com