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Por qué Europa necesita un mercado común para la ciencia

El apoyo a la llamada “Big Science” podría acelerar los grandes proyectos de investigación y el liderazgo en el continente europeo. Diversas personalidades del ámbito económico, político y científico convergen en una misma narrativa

Hay un mercado que ya mueve más de 10,000 millones de euros al año en Europa, pero del que se habla poco. Se trata de la ciencia, o más bien los grandes proyectos de investigación, la llamada “Big Science”, o Gran Ciencia. Diez organizaciones internacionales independientes dictan las reglas; cada una conserva las suyas, funcionales a su misión. Por ejemplo, la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en inglés) “tiene que acelerar partículas”, al igual que la Instalación para investigación sobre iones y antiprotones (FAIR, por sus siglas en inglés). Sin embargo, hay centros que se toman todo el tiempo que necesitan para observar y explorar el espacio, como la Agencia Espacial Europea (ESA), el Observatorio Europeo Austral (ESO) y el Observatorio SKA, con sus dos telescopios que funcionan en Sudáfrica y Australia.

Todas las demás son organizaciones fuente: proporcionan a los buscadores lo que necesitan encontrar. El Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF), luz de sincrotrón; la Instalación Europea de Láser de Electrones Libres de Rayos X (XFEL), destellos ultracortos de rayos X; el Instituto Laue-Langevin, para flujos de neutrones muy elevados; y la Fuente de Espalación Europea ERIC (ESS), neutrones “pulsantes”. Y luego está Fusión para la Energía (F4E), la agencia que está llevando a cabo el Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER), el experimento de fusión nuclear calificado como “el mayor de la historia”.

Pruebas de un mercado común

En esta complejidad altamente científica, hay muchas oportunidades, pero también muchos obstáculos. Estos últimos se derivan principalmente de la gestión fragmentada a través de concursos públicos individuales y licitaciones internacionales. Las oportunidades, en cambio, están relacionadas con el valor transversal que muchas tecnologías demuestran tener, una vez propuestas en este mercado aparentemente diversificado. Por ejemplo, las tecnologías de soldadura desarrolladas para los “recipientes de vacío” también son eficaces para los satélites, y las de refrigeración de las centrales nucleares de fusión también reducen las temperaturas en el CERN. Puede que haya que llamarlas de otra manera, según la puerta a la que se quiera llamar, pero a menudo siguen siendo las mismas.

Para traducir las necesidades del mercado europeo de la gran ciencia en beneficios para el ecosistema empresarial, es crucial crear un mercado común y específico. El primero en mostrarse partidario de esta propuesta es Paolo Acunzo, director del Big Science Business Forum (BSBF) 2024 en Trieste. Este congreso orientado a las empresas y centrado en la alta tecnología y la ciencia se celebra cada dos años en una ciudad europea. Tras Holanda y España, la tercera edición será en Italia, y la capital de Friuli Venezia Giulia será del 1 al 4 de octubre el punto de encuentro de las infraestructuras de investigación y las empresas de alta tecnología europeas.

Hacia el Este

En sus dos años de preparación del evento de Trieste, Acunzo y su equipo han aprovechado de hecho la ciencia para reforzar las relaciones internacionales, especialmente con países de Europa Central y Oriental como Croacia, República Checa, Polonia, Rumanía, Eslovenia, Hungría, Montenegro y Bosnia. “Junto con el Ministerio de Asuntos Exteriores, hemos organizado una serie de presentaciones en las distintas capitales en las que participarán empresas e instituciones locales”, detalla Ketty Segatti, directora de proyectos de BSBF 2024 y subdirectora de la dirección central de trabajo, formación, educación y familia de la Región Autónoma de Friuli Venezia Giulia, “muchas de ellas harán su debut en BSBF precisamente en Trieste y será una fuerte señal de voluntad de cooperación, así como una nueva inyección de oportunidades de mercado”.

Sin desmerecer en absoluto los cuatro días para los que llegarán a Trieste representantes de 27 países y 150 ponentes de más de 20 países, Segatti admite que “lo más importante ha sido sobre todo el recorrido, y no solo el tramo transfronterizo, sino también el nacional”. Según Acunzo, también el ecosistema italiano posee todas las competencias que busca hoy la gran ciencia: “Somos uno de los países que más pedidos recibe en el mundo de la gran ciencia. Figuramos como los principales proveedores de tecnologías del CERN y de ESA, y uno de los líderes en tecnologías avanzadas de fusión nuclear”.

Las exigencias

Todas las tecnologías, incluso las definidas como “de alto nivel”, necesitan competencias para funcionar realmente, y el mundo de la gran ciencia ha decidido converger para satisfacer esta necesidad. Dentro de la Red de Servicios Europeos de Empleo (EURES), el BSBF acaba de crear una plataforma enfocada a la solicitud y oferta de trabajo para todo aquel que quiera contribuir específicamente en este campo.

“No es solo para científicos e ingenieros, sino para todo tipo de perfiles”, indica Acunzo. Su lanzamiento oficial está previsto para el último de los cuatro días de reuniones en Trieste, pero mientras tanto ya hay más de 1,600 miembros, 900 de ellos de fuera de Europa y muchos de Italia, Francia y España. “La mayoría son personas menores de 40 años y con altas calificaciones, lo que demuestra que es un mercado atractivo incluso para quienes no son nuevos en él y que no faltan competencias. Faltaba una coordinación común, pero ahora la hemos creado”, concluye Segatti.

Fuente: es.wired.com

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