Por creciente resistencia de las bacterias las farmacéuticas ya están dejando de fabricar antibióticos

Se advirtió hace unos años y finalmente está ocurriendo. Las bacterias están volviendose tan resistentes a los antibióticos que fabricarlos está dejando de ser negocio. Distintas farmacéuticas han cerrado sus laboratorios y cancelado sus proyectos. La última ha sido Novartis.

La multinacional con sede en Suiza anunció el 11 del mes pasado que cerraría su laboratorio de investigación para el desarrollo de nuevos medicamentos antibacterianos. La medida ocasionará que 140 investigadores se queden sin trabajo, y las otras 150 personas restantes que trabajarán para Novartis solo se dediquen a las enfermedades tropicales.

“Hemos decidido concentrar nuestros recursos en sectores en los que estamos mejor posicionados para desarrollar productos innovadores”, dijo la farmacéutica en un comunicado. Ya anteriormente, Vas Narasimhan, el nuevo consejero delegado de Novartis, había dicho que quería concentrar los esfuerzos del grupo en la terapia genética para los tratamientos anticancerígenos, en las neurociencias y en la oftalmología.

Por su parte, James Hynard, de la ONG británica Wellcome Trust que se dedica a la investigación biomédica califico en a la noticia como “mala” en Twitter. “Novartis se ha unido al éxodo general, y lo ha hecho en un momento en el que necesitamos desesperadamente nuevos tratamientos adecuados para la lucha contra las infecciones resistentes”, escribió.

Otras de las empresas que ya han tomado la decisión de no fabricar antibióticos son AstraZeneca, Bristol-Myers Squibb, Eli Lilly y una parte de Roche. Por el momento, Novartis está buscando compradores para los 30 programas de investigación que había iniciado en el campo de antibióticos del futuro.

Un problema de rentabilidad

Para Thierry Mauvernay, presidente y consejero delegado de Debiopharm Group esto se debe a que las ganancias no justifican la inversión. “La rentabilidad de las inversiones en el sector de los antibióticos es demasiado baja”, dice a El País. “De hecho, como el número de recetas disminuye constantemente, sus precios son muy bajos, entre 4 y 43 euros. Y eso sin tener en cuenta la presión que ejercen los genéricos, e incluso las copias”, añade.

Además, que los antibióticos siempre deben suministrarse como última medida. “Es aconsejable dar estas nuevas moléculas solo como último recurso para evitar que los pacientes desarrollen resistencias demasiado rápido”, explica Mauvernay. “Eso restringe el mercado y reduce más todavía la rentabilidad de estos desarrollos”, añade. Debido a eso otros males como el cancer, las disfunciones eréctiles o el colesterol son mucho más rentables que los antibióticos.

Sin embargo, debido a que su desarrollo ha permitido que la esperanza de vida aumente entre 10 y 15 años, y a que al año ocurran 700.000 muertes debido a las superbacterias, es necesario buscar una nueva forma de hacer que la producción de antibióticos vuelva a ser rentable. “Hace falta un nuevo modelo de negocio”, señala Mauvernay. “Esto se hará necesariamente a través de una colaboración público-privada, en la que las farmacéuticas impulsarán la investigación, el desarrollo y la comercialización”.

Stephan Harbath, catedrático de medicina de la Universidad de Ginebra y de los Hospitales Universitarios de Ginebra y que dirigió durante tres años una iniciativa europea, Drive-AB, que reunía a 23 colaboradores públicos y privados de 12 países, coincide con Mauvernay.

Drive-AB propone un nuevo modelo de negocio en el que el fomento y la financiación de la investigación de nuevos antibióticos provendrán por parte de los estados. Según la iniciativa internacional, a los Estados les costaría aproximadamente 986 millones de dólares al año desarrollar y comercializar nuevas clases de antibacterianos de aquí a 2030.

Eso quiere decir que la salida al mercado de entre 10 y 20 nuevos antibióticos costaría alrededor de 19 mil millones de dólares, una cantidad pequeña si se la compara con las sumas globales invertidas en I+D por las grandes farmacéuticas privadas, unos 687 mil millones de dólares en el último año.

“Creo que en el futuro el reembolso de los nuevos antibióticos podría inspirarse en el modelo de los seguros, con un pago garantizado, tanto si se usa el tratamiento como si no”, considera Mauvernay. “Probablemente, sería beneficioso para la sociedad desde el punto de vista económico por las vidas salvadas”, agrega.

Las superbacterias se están haciendo cada vez más comunes. Hace solo dos días se reportó en caso de una bacteria llamada Klebsiella pneumoniae que había matado a 10 bebes recién nacidos en México.

Fuente: nmas1.org