Los aviones caza de la década de 1950 que servirán para lanzar satélites al espacio

Si le pidieras a un niño de ocho años de edad que diseñara un avión de combate, el resultado final podría parecerse al F-104 de Lockheed.

Se parece menos a un avión y más a un cohete con algunos detalles añadidos de último momento. Su largo y delgado fuselaje -con una pequeña cabina detrás de su nariz puntiaguda y alas rechonchas y cortas a ambos lados- hace que parezca de tecnología de avanzada aún hoy en día; uno sólo puede imaginar lo revolucionario que parecía cuando se dio a conocer en la década de 1950.

El F-104, diseñado justo después del primer combate aéreo en la Guerra de Corea, fue creado para volar tan rápido como fuera posible, superando todos los de récords de velocidad anteriores. Menos de una década después de que el piloto de pruebas Chuck Yeager rompiera por primera vez la barrera del sonido, se convirtió en el primer avión en volar más de dos veces más rápido que la velocidad del sonido.

Además de una carrera militar que duró casi 50 años, el F-104 ha servido como plataforma experimental que permitiría a los pilotos autorizados practicar el tipo de maniobra de lanzamiento de cohetes que los astronautas utilizarían para controlar una nave espacial.

Ahora, unos 60 años después que el prototipo voló por primera vez, el F-104 ha encontrado otra función: como vehículo de lanzamiento de una nueva generación de pequeños satélites.

Es un renacimiento sorprendente para un avión surgido casi al comienzo de la era de los aviones supersónicos. El F-104 fue una creación del mismo hombre que más tarde diseñó el avión más rápido del mundo, el SR-71 Blackbird.

Clarence “Kelly” Johnson entrevistó a los pilotos de combate afectados por el alto rendimiento de los MiG-15 de la Unión Soviética en Corea -que podían volar más rápido que cualquier avión occidental- y les preguntó lo que necesitaban.

El F-104 es el ejemplo perfecto de lo que ocurre cuando se trata de diseñar aviones de alto rendimiento.

“Ellos querían mucha más velocidad, altitud y capacidad de maniobra”, dice el historiador de la aviación Ray Panko, del Museo de Aviación del Pacífico en Hawái. “El F-104 les dio los dos primeros, pero por desgracia no lo tercero”.

El F-104 voló por primera vez en marzo de 1954, menos de un año después de que Lockheed le había dado el visto bueno para construir un prototipo. Su impacto fue casi inmediato. La nariz de punta de aguja rápidamente le ganó el apodo de “misil con un hombre en él”; su nombre oficial era Starfighter.

Fue diseñado para alcanzar a los aviones enemigos antes de que pudieran disparar sus armas -un papel conocido como “interceptor”- lo que significaba que necesitaba alcanzar sus objetivos con gran rapidez.

Un piloto de un caza Starfighter podría alcanzar 48.000 pies de altura (15.000 metros) en un minuto, una hazaña todavía más impresionante 60 años más tarde. El Starfighter volaba rápida y directamente, disparando sus misiles desde mucha distancia, y volviendo de nuevo a la base antes de que su objetivo tuviera tiempo para responder.

Los pilotos de prueba pueden haber encontrado mucho uso para el F-104, pero el servicio militar era algo diferente; la Fuerza Aérea de Estados Unidos se dio cuenta rápidamente de las limitaciones del caza. Menos de 300 F-104 terminarían volando en el servicio aéreo de Estados Unidos.

Sin embargo, los países europeos en la OTAN necesitaban desesperadamente de nuevos aviones para hacer frente a las fuerzas aéreas de la Unión Soviética. Lockheed lanzó el F-104 -construido para volar alto y rápido- como avión multiuso: desde interceptor, a capaz de realizar ataques rasantes y tareas de reconocimiento a gran velocidad.

Era conocido como “el contrato del siglo”. Se encargaron tantos Starfighters -no menos de 1.000 sólo para la Fuerza Aérea de Alemania Occidental- que Lockheed tuvo que conceder licencias productivas en todo el mundo. Sus propias fábricas no podían seguir el ritmo de la demanda. Cientos más sirvieron en las fuerzas aéreas desde Turquía a Noruega, Dinamarca a Italia, y Japón a Canadá.

Lockheed se vio envuelta en una serie de escándalos por soborno a causa de la mayoría de los cerca de 3.000 F-104 construidos; en 1975 se descubrió que la empresa había pagado más de US$22 millones a dignatarios extranjeros para asegurarse de que sus países compraran Starfighters. El escándalo empañó la reputación de Lockheed durante años.

Ferry van der Geest pilotó el Starfighter en un escuadrón de reconocimiento de la Fuerza Aérea holandesa.

“No era un avión fácil de volar”, dice. “Lo que lo hacía tan difícil de volar era que si empujabas un poco los límites, perdías el control de él.”

La fuerza aérea de la OTAN halló que era mucho más difícil de volar en el desierto seco de aire caliente de California donde hizo vuelos de prueba. A esas altitudes bajas existía el peligro añadido de los choques con aves. Y a sólo unos pocos cientos de metros por encima del suelo había muy poco tiempo para reaccionar si algo salía mal.

Fue la Luftwaffe de Alemania Occidental la que sufrió la mayoría de los problemas.

De los 1.000 F-104 que se compraron, cerca de 300 se perdieron en accidentes. Los pilotos alemanes denominaron al Starfighter “fábrica de viudas”o “dardo del césped’. Una broma muy conocida era: “¿Cómo se puede agarrar un caza? Compra un terreno y espera”.

La mayoría de las fuerzas aéreas eliminaron gradualmente sus cazas estelares a mediados de los años 80, reemplazándolos con aviones que se adaptaban más a las funciones que el avión supersónico había luchado por cumplir.

Sin embargo, el F-104 siguió adelante en un papel que no incluía combates.

La NASA había convertido en uno de las primeras compañías que lo operó en 1956, poco después de que el avión voló por primera vez. En casi cuatro décadas de servicio, los Starfighters fueron utilizados para entrenar a pilotos que más tarde volaron los aviones hipersónicos X, y probaron nuevos materiales, como las baldosas resistentes al calor que se utilizaron en transbordadores espaciales.

El Starfighter concluyó sus servicios para la NASA en 1994, y voló en la fuerza aérea italiana -en el papel de interceptor de gran altitud para el que el avión fue diseñado originalmente- hasta 2004.

Y ahora hay una empresa que planea poner en servicio al avión de combate de 60 años de edad.

Cubecab planea lanzar satélites muy pequeños -conocidos como CubeSats- con ayuda de un cohete. Es mucho más pequeño, y por lo tanto más barato, que cualquier otro método de lanzamiento disponible en la actualidad.

¿Cómo va a lanzar CubeCab estos pequeños satélites? Van a usar Starfighters.

Cubecab atará sus cohetes ligeros, cada uno con un satélite que pesa alrededor de 10 kg, en el punto de anclaje de las alas que habitualmente se utiliza para disparar misiles. Y Starfighters Inc, una empresa con sede en Florida que todavía vuela un puñado de aviones F-104, llevará sus diminutas cargas útiles hasta el borde de la estratosfera y las pondrá en órbita.

El director de operaciones, Dustin Still, es un fan de los Starfighters. “Creo que son hermosos aviones. He estado babeando por ellos toda mi vida”, dice.

Still había estado trabajando durante algunos años en una idea de lanzar pequeños satélites en el sistema de entrega más pequeño posible y por casualidad se topó con alguien de Starfighters Inc, que se preguntaba si su avión podría ser un sistema entrega eficiente para pequeños satélites.

Actualmente, si usted quiere lanzar pequeños cubesats, tiene que esperar hasta que haya espacio disponible en un cohete convencional, y no se puede elegir la órbita.

“Tenemos la intención de tener poco tiempo entre el pedido y el lanzamiento”, dice Still. “Nuestro objetivo es 30 días a partir de la puesta en marcha, pues la mayoría de los proveedores de lanzamiento funcionan en la escala de tiempo de alrededor de dos a tres años a partir de que se ordene. Una misión típica sería recibir una orden de una universidad para lanzar un CubeSat en una órbita específica”.

“Pocos días más tarde deberíamos recibir el CubeSat y cargarlo en un cohete que hemos reservado para el lanzamiento en Florida para las órbitas ecuatoriales regulares, u otra instalación, o casi cualquier lugar para el lanzamiento de órbita polar”.

Still espera que los cazas lanzarán sus primeros satélites en algún momento de 2018.

El F-104 volará sobre el océano Atlántico, sus pilotos llevarán los aviones a alrededor de 60,000 pies, ascendiendo en un ángulo agudo para dar a los cohetes la trayectoria adecuada para escapar de la atracción de la gravedad de la Tierra. Una vez más, un piloto Starfighter mirará afuera de su cabina y verá la curvatura de la Tierra, y el cielo azul y negro encima.

Ferry van der Geest, se enorgullece de que el viejo avión esté saliendo de la jubilación.

“Está muy bien que los chicos de la Florida mantengan a esta gran dama volando”, dice. “Para miles de pilotos de la ‘104’ es realmente algo muy especial”.

Fuente: BBC