Las mujeres investigadoras son citadas menos que los hombres, ¿por qué?

Las contribuciones de mujeres investigadoras en campos como la neurociencia, astronomía, física y medicina se subestiman. En estos campos, incluso, son citadas menos que los investigadores hombres.

Desde 1951, la científica Rosalind Franklin empezó a trabajar en lo que sería uno de los aportes científicos más importantes del siglo XX: la estructura del ADN. Los datos que Franklin encontró fueron esenciales para un estudio publicado en 1953 por James Watson y Francis Crick, del primer modelo correcto de la estructura del ADN. En 1962, recibieron el premio Nobel de Medicina por sus hallazgos. El nombre de Rosalind Franklin, y sus aportes a la investigación, no fueron reconocidos hasta mucho tiempo después.

Hoy, unos 60 años después de este suceso, las contribuciones de mujeres científicas a menudo se subestiman. Incluso, en varios campos de investigación, como la neurociencia, astronomía y medicina, las citan menos. Dos nuevos estudios, publicados en las revistas Nature Physics y Communication Physics concluyeron que lo mismo pasa en el campo de investigación de la física. ¿Por qué?

Estas dos nuevas publicaciones apuntan a varios factores que pueden estar contribuyendo a que esto suceda. Según una estimación de un estudio publicado el mes pasado en la revista Proceedings of National Academy of Sciences, los hombres investigadores tienen, en promedio, 14.000 citaciones más que las mujeres investigadoras. Uno de los factores a los que apunta uno de los nuevos estudios publicados es que la ‘sobrecitación’ de hombres investigadores es impulsada principalmente por otros hombres investigadores o por investigadores menos familiarizados con esa área específica de conocimiento.

“Cuando estás en un lugar de incertidumbre, quieres elegir algo que tenga todos los símbolos de estatus asociados con la calidad, para bien o para mal”, explicó al portal Science Cassidy Sugimoto, profesora de la Escuela de Políticas Públicas del Instituto de Tecnología de Georgia. Por esp, al determinar los autores a citar, “va a seleccionar en exceso a los hombres y subseleccionar a las mujeres que pueden tener una calidad similar pero que no necesariamente estarán asociadas con esos símbolos de estatus”.

Otra situación que se presenta con mujeres investigadoras es que no suelen tener la “ventaja del primer movimiento”. Según describió el estudio publicado en Communication Physics, esta se refiere a que los escritos de hombres se publican antes que los escritos por mujeres, en artículos y temas similares. Esto permite que los hombres puedan establecerse en el campo antes que las mujeres,por lo que pueden incrementar su red de contactos y, así, obtener más conocimiento.

¿Qué se puede hacer ante estas circunstancias? Una buena herramienta que recomienda la investigadora Dani Bassett, física y coautora del estudio publicado en Nature Physics, es utilizar herramientas para evaluar el equilibrio de género. Una de las estrategias que emplea su equipo, por ejemplo, es utilizar la “Herramienta de evaluación del equilibrio de género”. Esta, dijo Bassett a Science, no “solo informa sobre la paridad de citas en un estudio, sino que también señala un compromiso con la diversidad, la equidad y la inclusión”.

Fuente: elespectador.com