La cooperación científica con Rusia entra en vía muerta tras décadas de éxito

La cooperación científica y tecnológica con Rusia ha entrado en una vía muerta a causa de la guerra en Ucrania y tras varias décadas de una fructífera y exitosa colaboración en numerosos campos de la investigación, pero sobre todo en el de la fusión y la fisión nuclear.

Al margen de los más grandes e importantes proyectos científicos y tecnológicos internacionales -como el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), el Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER) o la Estación Espacial Internacional (ISS)- la colaboración de los científicos españoles con rusos y ucranianos se ha trenzado durante años en iniciativas muy concretas.

Las más fructíferas y prolongadas anidan en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), un organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación que comenzó a colaborar con instituciones rusas y ucranianas hace más de treinta años.

Más reciente es la colaboración entre el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) -uno de los centros astronómicos de referencia y que gestiona dos de los mejores observatorios del mundo- y la Universidad Estatal de Moscú, que opera desde el año 2012 uno de los telescopios del Observatorio del Teide, el MASTER (Mobile Astronomical System of theTelescope-Robots), cuya actividad se encuentra ahora interrumpida, han informado a EFE fuentes del IAC.

Pero la más antigua y consolidada es la colaboración científica del CIEMAT con investigadores del Instituto Tecnológico de Kharkov (Ucrania) y del Instituto Kurchatov de Moscú, una cooperación que impulsaron el actual director del organismo, Carlos Alejaldre, y el director del Laboratorio Nacional de Fusión, Carlos Hidalgo, y que nació en una reunión científica en Ucrania hace más de treinta años.

Alejaldre ha valorado esa colaboración que se remonta a décadas y ha precisado que esas labores de cooperación se ha realizado en las instalaciones del CIEMAT en Madrid por lo que el impacto de la situación actual de bloqueo “es relativo” ya que los investigadores rusos no tienen acceso a esos emplazamientos.

“La ciencia no conoce fronteras en su desarrollo y ciertamente el avance científico es, al final, la suma del trabajo de muchos investigadores, por lo que me atrevería a decir que nadie es irremplazable”, ha manifestado a EFE el director del CIEMAT.

Desde el inicio de la guerra, el pasado 24 de febrero, responsables del CIEMAT mantienen contacto permanente con científicos del Instituto Tecnológico de Kharkov para dar cobertura a su labor investigadora en el área de la fusión nuclear y se han puesto ya sobre la mesa estancias de larga duración en España para que los científicos ucranianos participen después en la reconstrucción de su país.

Fuentes del organismo público español han informado a EFE de que en la actualidad estaban vigentes varios proyectos de I+D+i con instituciones, organismos y universidades rusas en campos como la fisión nuclear, la fusión nuclear, el desarrollo de aplicaciones médicas o el estudio de materiales de interés energético.

El Laboratorio Nacional de Fusión había estrechado la colaboración con el Instituto Kurchatov (Rusia) en el desarrollo y explotación científica de diagnósticos en plasmas de fusión, una cooperación que ha permitido poner en operación un sistema singular de haces de iones pesados en el “stellarator TJ-II” -uno de los buques insignia del CIEMAT-, que ha realizado ya medidas únicas en el ámbito de la fusión nuclear.

Y en el campo de la fisión nuclear, y también junto a científicos y grupos de investigación de Rusia, este Centro ha intensificado durante décadas la colaboración en materias de seguridad nuclear, gestión avanzada de residuos radioactivos o el diseño de reactores nucleares avanzados, y han utilizado de forma conjunta instalaciones experimentales nucleares y radioactivas en los dos países.

En la lista de proyectos de colaboración científica y tecnológica en los que están implicados los dos países figuran instituciones rusas como el Instituto de Física de la Academia de las Ciencias de Rusia (IOFAN), el Instituto Kurchatov, el Instituto de Investigación Nuclear, el Centro de Seguridad Nuclear y Radiológica o el Rosatom Technical Academy.

Carlos Alejaldre ha valorado que, incluso en las épocas más tensas y difíciles de la guerra fría, los intercambios científicos han servido “como verdaderos puentes de encuentro entre orillas opuestas”.

Y está convencido por ello de que, aunque en el corto plazo las relaciones institucionales se paralicen, “los investigadores encontrarán el camino para seguir trabajando juntos en beneficio de todos y a favor de la paz”.

Fuente: efe.com